Haro, la sombra del museo.
3/03/2009 | Author:

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A sincronías es un proyecto que, en principio, puede parecer un intento de confrontación entre la obra depositada y expuesta en un museo -en este caso el de Bellas Artes de Murcia- y que, por lo tanto, ha recibido la sanción del tiempo y de los expertos, con aquella, la contemporánea, que todavía se debate en la incertidumbre del mercado, del reconocimiento que la valide para convertirse en «objeto» museable y convierta a su autor en vieja/nueva estrella del firmamento del arte.

Pero, no es esa -y por el desarrollo del proyecto así lo parece- la intención. Lo que se busca es el establecimiento del diálogo (no olvidemos que el MUBAM pretende llegar hasta 1920) entre obras de distinta concepción, interfiriendo las «nuevas» el espacio hasta establecer una interrupción del discurso que genera el contraste, que crea el desconcierto entre unos espectadores no habituados a la «incomodidad» del cambio de registro. La idea así vista es interesante y requiere del autor que interviene la superficie y el espacio un esfuerzo añadido a la exposición habitual.

Ángel Haro lo ha entendido, lo ha «visto» y ha desarrollado la sugerencia imaginativa en una serie en la que el respeto por los «inquilinos» le ha llevado, desde una perspectiva escenográfica, a jugar con el misterio, a introducir la sombra como medio de intervención que está ahí, que es visible para el sorprendido visitante y, sin embargo, no altera la identidad de las otras obras, que pueden mirar con cierto asombro a las «intrusas» sin sentir temor ante su presencia (él mismo escribe que esta exposición es «También el reconocimiento a un tiempo que ya acaba y que formó a muchas generaciones de artistas: el del museo como útero silencioso y cálido, como mausoleo de rastros vitales lleno de sombras y misterios», por si podría quedar alguna duda sobre la legitimidad de su actuación).

El título dado por el pintor, Belfegor, el eco de la sombra, es bien significativo. Ese fantasma del museo, pasado y presente concitado en una presencia que toma forma en el ectoplasma de las obras, aparece en las paredes en manchas inconcretas, en sombras informes reflejadas que esperan llamar la atención e inducir al que las mira a que las concretice, porque la sombra, lo fantasmagórico no tiene razón de ser si no es visto, si no es convertido en realidad por quien está en este lado. Y eso es el arte, materia sutil que necesita ser reconocida para hacerse tangible. Excelente la idea y la obra de Ángel Haro, quizá, y parece que está a punto de ser solucionado, falle la iluminación.

Fisgoneado en La Verdad.

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