Cientos de lorquinos se sumaron con pañuelos, aplausos y vítores a la comitiva de las dos cofradías mayoritarias.
Se estrellan los que traten de establecer una fecha oficial de la Semana Santa lorquina coincidiendo con el calendario religioso. Oficialmente será así, pero extraoficialmente la Semana Santa en la ciudad del sol comienza el día que azules y blancos se echan a la calle para anunciar que es tiempo de pasión bicolor, que faltan sólo dos semanas para que las procesiones y todo lo que ellas suponen llenen cada rincón de esta ciudad, cada rincón de los corazones azules y blancos.
Así que no es de extrañar que cientos de lorquinos dieran ayer el pistoletazo de salida a las fiestas más importantes de la ciudad. Lo hicieron participando en los tradicionales anuncios con los que la cofradías mayoritarias convocan a todo el pueblo lorquino a disfrutar de los Desfiles Bíblico Pasionales que arrancarán el próximo 3 de abril, festividad del Viernes de Dolores.
La Hermandad de Labradores, Paso Azul, eligió como cada año la luz del día para recorrer la ciudad. Pasadas las 12'30 h. la comitiva partía desde la sede de la calle Nogalte rumbo a la cuesta de San Francisco, Poeta Carlos Mellado, Avenida Juan Carlos I, Floridablanca, Lope Gisbert, Álamo, Corredera y regreso de nuevo a Nogalte.
Por su parte, el Paso Blanco, optó un año más por inundar con su color la tarde noche lorquina. Pasadas las 20 horas, la comitiva blanca partía desde su sede religiosa para continuar por Juan de Toledo, Corredera, cuesta de San Francisco, Poeta Carlos Mellado, Avenida Juan Carlos I, Musso Valiente y regreso de nuevo hasta la capilla del Rosario. Las banderas blancas, al igual que en el caso del anuncio azul, junto con la bandas de música encabezaban el numeroso grupo de lorquinos que no quisieron faltar a esta cita. Previamente, se procedió al acto de imposición de crucetas y por la mañana tuvo lugar una eucaristía en honor al Cristo de la Oración en el Huerto.
Las Caretas y el Tres, himnos oficiales de azules y blancos, no cesaron ni un momento en las trompetas y tambores de las bandas de música.
Tampoco los vítores y los aplausos de los seguidores con pañuelos y símbolos en la solapa. Grandes y pequeños participaron de un día festivo en el que la sangre comienza a alterarse de cara a las próximas fechas, y no precisamente por la llegada de la primavera, más bien por esa sana y cultural división blanquiazul.
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