El decano de la imagen.
9/29/2009 | Author:

El fotógrafo Curro Cano asegura que tiene «la suerte de saber en el instante que hay que disparar la cámara»

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El fotógrafo alicantino Curro Cano Canito, casi a punto de cumplir los 97 años, supongo que será el gran decano de la fotografía en general de España, y en particular de la temática taurina en la que ya lleva más de diez mil corridas y más de un millón de fotografías. Como cada temporada va de plaza en plaza como una gran figura del toreo, con la ilusión de un chaval, hasta llegar a la de Murcia, que es como su segunda casa. Entre tantos galardones y tantos homenajes, este año ha sido premiado por el Club Taurino de Murcia.

Curro Cano, antes que torero, a los quince años quiso ser boxeador y se estuvo preparando para los campeonatos de Levante, sin embargo, le pudo la afición taurina, por parte de su padre que también fue torero y comenzó su andadura taurina: «Yo fui profesional del toreo, mi carné me lo dio el gran matador Marcial Lalanda. Durante la guerra civil toreé para la los anarquistas de la FAI y para los comunistas. Después de la guerra estuve toreando hasta 1943, hasta un total de veintitrés novilladas con ganado de más 350 kilos en canal, hasta que me aburrí porque tenía que matar, por ahí, corridas muy duras. Entonces, cogí la máquina y sin querer empecé a hacer fotos taurinas, a tirar fotos y fotos, y aquí estamos».

Canito, que considera que ahora se torea mejor, aunque el toro ya no tiene tanto recorrido como antes, no tiene ninguna duda a la hora de decidirse por el mejor torero: «El mejor torero para mí es Manolete, antes y ahora, aunque se haya muerto, yo no cambio. Yo sigo siendo de Manolete».

Regañar a José Tomás

Acerca de sus fotografías, tiene mil y una anécdotas pasadas y recientes, que contar: «Me acuerdo que por un momento regañé con José Tomas, por una foto. A los quince días, toreaba en Sevilla y me dijo que quería la mejor foto. Se la llevé y al mozo de espadas le dije que eran 50.000 pesetas. El torero al ver la foto, movió la cabeza y me dijo: 'Es la mejor foto que hay en el toreo'».

A la hora de captar el instante preciso de la fotografía, nos dice: «Yo he tenido la suerte, al ser torero, de tener más facilidad que lo demás, al saber el momento justo en el que tienes que disparar. Eso es lo que me ha salvado a mí».

Sin embargo Canito no solamente ha hecho fotografía de temática taurina, también ha realizado numerosos reportajes a grandes actores, intelectuales, o literatos. Y ha mantenido una buena relación con grandes actores, como Gary Cooper, Deborah Kerr, Gina Lollobrigida» así como el escritor «Ernesto Hemingway o el cineasta Orson Welles.

Si le preguntamos por su mejor faena fotográfica, nos manifiesta: «La mejor y la de mayor desgracia fue la de la cogida mortal de Manolete en la plaza de Linares en 1947., fue la que me dio mucho prestigio y me dio a ganar bastante dinerillo. En esos momentos el único fotógrafo en la plaza era yo, y había sido contratado por Luis Miguel Dominguín. Esas fotos fueron muy importantes y recorrieron el mundo entero».

Personaje de novela

Curro Cano, es un auténtico personaje de película o de novelón, como un gran conversador salta a la velocidad de un galgo de un tema a otro. Y eso que estaba preocupado porque acababa de perder el móvil. Nos citamos en el apartado de los toros y allí acudió puntualmente a las 12 de la mañana. Volvimos a preguntar por el móvil en las oficinas de la plaza, y proseguimos hablando del general Franco: «A mí Franco me felicitó por torero. Estábamos en un tentadero en Sevilla, en casa Guardiola, y le hice un quite a un novillo de Arruza, entonces el general me dio la mano y me dijo: 'Muy bien', yo le respondí: 'Jefe, mire las manos, miré como estoy temblando'. A mí me apreciaba mucho porqué estuve como fotógrafo en bastantes cacerías. En una de esas, en el descanso, en la que estaba Franco con todos los ministros, junto al torero Luis Miguel Dominguín. Franco le dijo, muy tranquilo: «Oye, Miguel, ¿quién es el comunista en tu casa? Y Luis Miguel, que tenía, dos narices, le respondió: 'Jefe, todos, todos'. En ese momento nos quedamos todos sin habla, También Franco se quedó parado, hasta que reaccionó con una risa: ji, ji, ji. Y ahí acabó la cosa». Menos mal.

Francisco Cano Canito, anda cada tarde por el burladero de La Condomina como si se estuviera paseando por la sala de su casa, ya son más de setenta años por esta feria, Canito, ya forma parte del paisaje: con su mirada fotográfica de poeta y su corazón de torero.

Fisgoneado en La Verdad.

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