Es una obra que recoge seis cuentos clásicos infantiles contados por un juglar de la Edad Media, y así el niño a la vez que lee aprende historia.
Se declara un enamorado de los libros y por eso, Juan Carlos Guerrero, lleva más de diez años volcado en el fomento de la lectura entre los más pequeños desarrollando proyectos de dinamización e innovación en las bibliotecas de la comarca de Cartagena. Su labor ha sido reconocida por la Consejería de Educación con un segundo premio nacional que concede el Ministerio. Ahora realiza su primera incursión en el mundo de la literatura con la publicación de su obra infantil Seis cuentos y un juglar. Se trata de una recopilación de cuentos clásicos relatados por un juglar contextualizados en la Edad Media. El objetivo de la obra es que los niños lean a la vez que aprenden un poco de Historia.
- Su obra recoge seis cuentos clásico contados por un joven juglar. ¿De qué relatos habla?
- Es una mezcla de relatos infantiles que todo el mundo conoce y que nos contaban nuestros padres, como El Flautista de Hamelín, Pedro y el Lobo, Hansel y Gretel, El Soldadito de Plomo, El Sastrecillo Valiente y el Mío Cid. Son cuentos muy entrañables de toda la vida que han pasado de generación en generación.
- ¿En quién se ha inspirado para elegir estos cuentos y no otros?
- Quería realizar un modesto homenaje a los grandes escritores de cuentos infantiles de la historia como son Hans Christian Andersen y Los hermanos Grimm. Primero hice una selección de veinticinco o treinta relatos que a mi me gustan y después seleccioné estos.
- ¿Y por qué los cuenta un juglar?
- Quería enseñar a los niños qué es un juglar y cómo vivían en la Edad Media. He querido destacar la transmisión oral que realizaban estos personaje. Gracias a ellos los cuentos que ahora contamos a nuestros hijos han perdurado a lo largo de la Historia. Aquí el juglar hace de hilo conductor. Mientras cuenta su propia vida relata los cuentos.
- ¿Para qué edades está escrito el libro?
- No tiene una franja de edades definida. Lo puede leer cualquier niño, aunque yo lo recomiendo a partir de los diez años, más que nada, porque a partir de esas edades ya tiene alguna noción de Historia. Si el niño no sabe leer que lo haga el padre. Es una forma muy divertida de interactuar entre padre e hijo.
- Entonces, ¿el niño a la vez que lee, aprende historia y disfruta?
- Sí. Es es el objetivo que me he querido marcar. Pero, sobre todo, mi idea es que guste, que el lector se divierta ya que el relato de los cuentos lleva inmerso un juego. Yo busco transmitir el valor educativo del cuento.
- ¿Qué juego es ese?
- Es una propuesta para aprender y memorizar una palabra que esconde el relato. Es mágica y hay que buscarla. Es un poco difícil y larga, pero resulta fácil de aprender, cuando uno termina de leer el libro. Se trata de que el niño al final sea capaz de memorizarla y saber su definición.
- ¿Qué palabra es?
- Hay que leer el libro para saberla. Prefiero que los niños lo lean y, sobre todo, que entiendan el significado de la palabra.
- Hay dibujos en el libro muy curiosos, ¿quién los ha hecho?
- Mi hija Marina. Le gusta mucho dibujar. Desde niña ha demostrado sus cualidades para el dibujo. Ha obtenido numerosos premios y reconocimiento. A través de sus dibujos los niños pueden aprender, además, cómo iban vestidos en esa época y hacerse una idea de cómo eran en la Edad Media.
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