«Si a un alumno le gusta la pintura, hay que apoyarle; esta asignatura no ocupa el lugar que se merece»
José Javier Armiñana es un terremoto de energía interior que plasma minuciosamente, con delicadeza, y sin dejar escapar un detalle, en sus cuadros. Su currículo llena varias páginas: Licenciado en Bellas Artes, infinidad de cursos de especialización realizados en distintas universidades de España, también con becas en el extranjero. En todo, la pintura siempre ha estado presente. Actualmente es profesor de Educación Plástica y Visual en el Instituto de Secundaria Miguel de Cervantes de Murcia, donde también mantiene una exposición bajo el título Paisajes, que puede visitarse hasta este viernes.
-Usted es profesor, ¿qué le gustaría que sucediese cuando se enfrenta a un paisaje y su paleta de colores?
- A medida que vas creando el cuadro te gustaría compartirlo con treinta personas que estuviesen detrás de ti. Un cuadro terminado ya es una obra realizada, pero el proceso también puede compartirse con otras personas, en este caso con tus propios alumnos. En muchos casos la formación que reciben es sólo teórica y, de esta forma, sería una revolución del aprendizaje.
- ¿Podríamos decir que existe una relación directa entre la pintura y la educación con alumnos de educación secundaria?
- ¿Por supuesto¿ Ellos proceden de una fase de desarrollo psicológico basado en las operaciones concretas. En esta etapa sólo son capaces de trabajar lo que están viendo. Yo les llamo la atención para superar estereotipos y esto se consigue sólo a partir de la práctica. Cuando utilizan diversos colores, texturas pueden pasar de las operaciones concretas a la etapa de las operaciones formales.
-Me parece que hay que calentarse mucho la cabeza para pintar un cuadro.
-Ni mucho menos. Hay que vivirlo. Hay que sentir las emociones que ves a tu alrededor y dejarte capturar por ellas. Sin lugar a dudas, debes atenerte a unas normas básicas. Si no fuera así, de ninguna manera podrías darle forma o transmitir esa vivencia. Si les gusta a los alumnos la pintura, hay que apoyarles. Desgraciadamente ésta es una asignatura que no ocupa el lugar que se merece.
-¿Se podría decir que en su caso concreto ha influido su padre Vicente Armiñana?
-Sin lugar a dudas. Era el mundo que me rodeaba y que él mismo me ha ido animando. Muchas veces me agarraba a sus pantalones para ver cómo trabajaba. Incluso ahora los dos nos ponemos codo con codo ante un paisaje para hacer nuestros propios trabajos. En esto soy una persona agraciada.
-Veo que expone usted muchas marismas ¿por qué?
- Se debe a mi estancia en Águilas como profesor. Me enamoré tanto de aquel paisaje que después alquilé una casa sólo para ir los fines de semana a pintar. Creo que es un paisaje único a orillas del mar de toda la Región.
-¿Qué pintaría de Murcia?
- Todos los rincones tienen su encanto: el Valle Perdido, las zonas de huerta... Yo invitaría a cualquiera a subir a lo alto de la montaña y contemplar la ciudad en la noche. Es algo espectacular.
- ¿Cuál es su color preferido?
- El azul y el violeta.
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