Los Auroros del Carmen, de Rincón de Seca, interpretarán melodías mañana en el Aula de Cultura de 'La Verdad'.
Cuando apenas tenía 6 años, Ricardo Castaño López asistía, de la mano de su abuelo, Antonio López, El Puchinelas, al canto de los mayos en Rincón de Seca. Eran, entonces, nuevas canciones que ampliaban el repertorio de las campanas de auroros, entregados a sus tradicionales cantos de la aurora. Pero los mayos no son la aurora, aunque sean cantados por los auroros. ¿Qué son, entonces?.
«En Murcia -cuenta Ricardo, actual Hermano Mayor de la Hermandad de Auroros de la Virgen el Carmen, de Rincón de Seca- son plegarias a la Virgen, aunque en otras zonas también tienen el complemento de la ronda. Nosotros los cantamos con alabanzas a la Virgen y pidiéndole cosas: que llueva, por nuestra salud, por nuestros hijos, porque las cosechas salgan adelante... Es una manera sencilla de estar rezando cantando». ¿Y les ha respondido alguna vez la Virgen? «Sí, pero a diario. Es un problema de fe. Hay cosas que son malas también, pero la gente de fe pedimos desde el corazón».
Estos cantos tradicionales tienen una historia ancestral. «A Murcia llegaron, a principio de los años 50 de la mano -afirma Castaño- de un murciano ilustre, y defensor a ultranza de las tradiciones, como fue don Antonio Garrigós, mentor y guardián de la aurora. Fue un hombre siempre pendiente de nuestras cosas, como Sánchez Rex y otros. Garrigós tenía algún familiar por Isso (Albacete), a donde solía ir en verano. Escuchó aquellos cantos y le gustaron tanto que quiso que los interpretaran los auroros. En la memoria se trajo la música y en la mano, los versos».
De la maestría que se ha ido adquiriendo en su interpretación, recuerda Ricardo Castaño una anécdota vivida en Ciudad Real, donde ha participado en diversas ocasiones la campana de la que es Hermano Mayor. «Habíamos sido invitados por el Ayuntamiento para participar, precisamente en una zona que puede considerarse como la cepa de los mayos. Al terminar nuestro canto, se me acercó un matrimonio y preguntó que de donde habíamos sacado estos cantos. Le conté la función que había desempeñado Garrigós, y el matrimonio me contestó que los cantábamos tan igualicos, igualicos como en Isso. Allí, en Ciudad Real, la Patrona está en una hornacina, que dispone de una gran ventanal, que da a la calle. En la noche del 30 de abril se abre, y los mozos van a cantarle a la Virgen y a pedirle el favor de poder rondar el mayo, o sea, cantar a sus novias, a las que llevan flores, que les dejan en sus ventanas. De lo religioso a lo profano».
Aquellas letras que trajo a Murcia Garrigós fueron copiadas por las gentes de la calle y las peñas huertanas, que asistían al canto de los mayos con las enormes grabadoras que se utilizaban hace muchos años. «Por eso -asegura Ricardo Castaño-, empezaron a escucharse los mayos en las peñas huertanas». Pero, ¿hay nuevas letras? Sí. Son estrofas de cuatro versos. Yo, aunque no soy literato, tengo algunas escritas, y creo que no es difícil hacer un trovo a la Virgen en letra de mayo. Se entra con dos golpes de jota, que dice:
A la puerta de la iglesia
llegamos con gran contento.
Sea bendito y alabado
el Santísimo Sacramento.
Luego, hay que pedir licencia:
Con la licencia de Dios
y la del señor alcalde,
le venimos a obsequiar
al Redentor y a su Madre.
También, hay pueblos en los que se compone el mayo en función de lo que haya pasado ese año. Por ejemplo: que tengo que decirle al alcalde que se ha equivocado, al quitar una fuente; o que caen goteras en un pabellón, en el que los críos hacen gimnasia; o que se han llevado al cura y nos han traído otro, sin saber si éste será tan bueno como aquél. Pues se dice con, pero con canto de los mayos».
'Sopranos de la huerta'.
No en el canto de la aurora, pero en el de los mayos sí participan las mujeres. «Cuando nos trajeron este canto, se incorporó la voz de la mujer como solista, y, más tarde, se fue añadiendo como coro. El solo de la voz femenina tenía que ser potente, de soprano fuerte, pero soprano de la huerta, como yo la llamo, no educada de conservatorio; y que, a la vez, tuviera melodía y gracia para decir la letra, de modo que se entendiera. Tuvimos varias mujeres solistas, pero una de las primeras, Encarna La Gila, era una voz apoteósica. Ya no vive en el pueblo, y, cuando la invitamos, nos dice que ya no está preparada, que hace mucho tiempo que no canta, pero le podemos arrancar alguna copla».
¿Y por qué mayos y no abriles o septiembres? «Porque se cantan desde la noche del 30 de abril, hasta la entrada del uno de mayo.
Por eso dice la copla:
Estamos a treinta de abril cumplido,
se presenta mayo de flores vestido.
Desde siempre, los mayos fueron muy bien acogidos, y, de hecho, ya es una tradición que se ha ido arraigando. Ahora también los canta la otra campana del Rincón de Seca, la de Nuestra Señora del Rosario, y me parece que la de Patiño», concluye Ricardo Castaño.
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