El castillo es el monumento que más distingue a Lorca, hasta aparecer como símbolo, en el escudo de la ciudad. Durante los cinco siglos de ocupación musulmana existió ya una alcazaba en la Sierra del Caño, un lugar estratégico porque desde él, se dominaba el valle y los horizontes más lejanos.
En 1149, el geógrafo árabe El-Edorisi, ya aludía a la fortaleza como un lugar de importancia por su fuerte ubicación. De aquel castillo, sólo restan pequeños fragmentos de muros que no permiten adivinar su estado primitivo. La conquista de la ciudad para el Reino Castellano en 1244 hace que las tropas cristianas ocupen la fortaleza. Esta comienza a ser renovada y rehecha sobre los cimientos anteriores. Es cuando se incorporan las dos torres actuales. La del Espolón o Esperón, toda de sillería en sus dos cuerpos, con bóvedas de crucería gótica; y la Torre Alfonsina, llamada así en homenaje al rey Alfonso X el Sabio que ordenara su construcción.
El recinto amurallado es de considerable magnitud y aún conserva en su interior restos de edificaciones varias. En los últimos años, aljibes, caballerizas y otros restos se han recuperado y puesto en valor como piezas fundamentales del parque temático La Fortaleza del Sol. Entre los vestigios en ruina queda la antigua ermita de San Clemente. Se habló de su recuperación, pero aún permanece en el aire.
Fisgoneado en La Verdad.
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