«Hacer ficción sin presupuesto es un error. En cambio, en los documentales puedes prescindir de cierta calidad técnica porque ganas en naturalidad»
Vivir por y para rodar. Ésta es la filosofía de Gonzalo Ballester, uno de los talentos más desbordantes que ha dado en los últimos años la desconocida cinematografía murciana. No en vano la Academia Española de Cine supo reconocer con una nominación al Goya la genialidad de este cazador de realidades. A la espera del rodaje de su próximo corto documental, Gonzalo coordina durante estos meses el ciclo Clubtura, una especie de ruta del cortometraje que llena cada viernes de cine algunos de los bares de moda de la capital murciana.
- Cortos y copas. Curiosa mezcla. ¿A quién se le ha ocurrido lo de meter el cine en los bares?
- A mi no. Yo sólo lo organizo, pero en Murcia es de agradecer cualquier iniciativa que acerque el cortometraje gran al público. Fuera de la Filmoteca no es fácil ver cortos. Además, lo de los bares es una buena idea porque permiten que los espectadores se acerquen a los directores que traemos y les comenten que les ha parecido la cinta.
- Ya que tienes carta blanca para planificar el programa, ¿cómo has organizado las proyecciones?
- He dedicado cada sesión a un tema concreto. Primero fue la inmigración, después tocó el cómo afrontar los cambios vitales y el próximo viernes, los viajes. En general he elegido temáticas que ya he abordado en mi obra. Al fin y al cabo, todo el mundo se basa en sus propias experiencias a la hora de realizar su trabajo.
- Lo tuyo, de momento, también son los cortos, aunque sólo te dedicas al género documental. ¿La realidad tiene demasiada tela que cortar como para pasarse a la ficción?
- Es que hacer ficción sin presupuesto es un error. Necesitas que todo esté muy cuidado. En cambio, al hacer documental, puedes prescindir de cierta calidad técnica porque ganas en naturalidad. Además, me gusta rodar documentales porque siempre te permiten descubrir cosas nuevas. ¡Nunca sabes que te vas a encontrar!
- Entonces, para ti rodar un documental es una pequeña aventura.
- La verdad es que sí. De salida, sólo cuentas con una pequeña idea y tu intuición. Es a la hora de montar cuando cuando descubres que tienes entre manos y te planteas que vas a hacer. Por ejemplo, rodé mi ultimo corto en Irán. La idea era ilustrar el primer viaje de una anciana que nunca había salido de su aldea. Sin embargo, yo no entendía absolutamente nada de lo que decía la gente. Fue a mi vuelta a Madrid cuando, gracias a la ayuda de un amigo, conseguí traducir lo que había grabado.
- ¿Y cómo anda la posibilidad de hacer un largo?
- Si tuviera un buen guión haría un gran esfuerzo para que saliera adelante. Mira a Benito Zambrano, que estuvo cuatro años buscando financiación para Solas. Pero de momento, no lo tengo.
- Ahora mismo, ¿se puede vivir de hacer cortos?
- Yo lo hago. Puede que no consiga vivir directamente de mis proyectos, pero gracias a estos me ofrecen encargos: realizar otros documentales, organizar muestras... Después vuelvo a revertir ese dinero en mis propios proyectos. Ahora quiero marcharme a Cuba y a México filmar otro documental, pero esta vez más largo. A ver si consigo financiación...
- De todas formas, ¿la nominación a los premios Goya te habrá abierto puertas?
- Alguna que otra. En España se da demasiado valor a estas cosas. Sin embargo, conozco gente que ha hecho trabajos buenísimos y ha conseguido premios importantes en festivales internacionales y, a pesar de ello, no han logrado tanta repercusión.
- ¿El cine español pasa sólo por una crisis de espectadores o también de ideas?
- El cine, en general, pasa por una crisis de contenidos. Está demasiado influenciado por la televisión y la publicidad. De hecho, hace mucho que yo no voy a ninguna sala. Lo que me interesa lo busco y lo veo en casa.
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