El lorquino es jefe de Neurocirugía de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Su nombre figura el último en la lápida de lorquinos ilustres de la Sala de Cabildos del Ayuntamiento a la que pronto se incorporará el de Antonio Robles Vives tras el nombramiento aprobado por el Pleno municipal con motivo de las fiestas de San Clemente de este año. Pedro Antonio Ruiz Barnés nació en enero de 1946 en la calle Redón, en pleno barrio de San José. Allí pasó su infancia y adolescencia junto a sus padres, Andrés Ruiz y Agustina Barnés; y otros miembros de su familia como sus tíos Antonio Guerrero, Pedro Ruiz y Pilar Barnés.
Inició sus estudios en la Escuela del Caño, después de asistir a párvulos en el colegio San Fernando. A los 10 años ingresó en el instituto Ibáñez Martín. Desde el principio le acompañaron las buenas notas y un férreo cuidado familiar para Que no fuera un hijo único mimado. «Todos los días al volver del instituto, subía a mi piso a contarme cómo le había ido el día. hablábamos de todo, porque todo le despertaba curiosidad de conocer y saber. Ahora continúa igual», apuntaba la profesora Pilar Barnés. A los 17 años, después del Curso Preuniversitario, aprobó en la Universidad de Murcia el Premio extraordinario de Bachillerato y obtuvo una beca para el colegio mayor Pío XII de Madrid. Se trasladó en el año 1963.
En la Universidad de Madrid cursó el Selectivo de Ciencias y después la carrera de Medicina que concluyó en 1970. Durante los últimos años de carrera trabajó en un hospital de Inglaterra y fue alumno interno en el Hospital Clínico de Madrid con el profesor de neurología, Alberto POrtero, con quien obtuvo el título de neurólogo.
El servicio militar obligatorio le hizo volver a su tierra por un tiempo hasta que entró como médico residente en el Hospital de la cruz Roja de Madrid con el profesor Emilio Ley, jefe de Neurocirugía con el que Ruiz Barnés comenzó a aprender la especialidad. En el año 1972 contrajo matrimonio con su compañera de curso, Pilar Zurita de Córdoba. «Nos alquilamos un apartamento y allí nació en 1973 nuestro primer hijo, Daniel. En años siguientes nacieron Gonzalo, Pedro y Elvira», relata el propio Ruiz Barnés.
En 1973, siendo aún médico residente, se trasladó al Servicio de Neurocirugía de la Clínica de la Concepción, con el profesor José Ramón Boixados, su «verdadero maestro», como lo define el lorquino. En esta clínica de la Fundación jiménez Díaz ha pasado la mayor parte de su vida profesional y en la actualidad es jefe del Servicio de Neurocirugía. También es presidente de la Sociedad Madrileña de Neurocirugía.
Durante su formación ha asistido a innumerables congresos nacionales e internacionales y ha publicado cientos de trabajos en revistas y libros. Ha realizado miles de intervenciones quirúrgicas sobre el cerebro, la médula espinal o la columna, siempre intentando incorporar las técnicas y aparatos más modernos, después de un aprendizaje actualizado y continuado. «He tenido la suerte de tener entre mis pacientes a muchos lorquinos que son mis amigos para siempre».
En el año 1999 le llegó el reconocimiento de su ciudad. El Ayuntamiento lo nombraba Hijo Predilecto y le entregaba la Medalla de Oro. Hace dos años, recibió uno de los premios Elio que entrega la Asociación de Amigos de la Cultura.
«Tanto sus padres como yo misma hemos puesto en Pedro Antonio todo lo que teníamos y sabíamos. Y no nos ha defraudado. Es nuestra única continuación en todos los aspectos», concluye Pilar Barnés.
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