Alfonso Ribera Micó (Fuente la Higuera, Valencia, 1956) preside la Asociación de Vecinos de Molinos Marfagones desde hace dos años, pero a ella pertenece desde 1995. Este técnico informático, aunque lleve sangre valenciana, se siente plenamente identificado con los problemas de su barrio.
_ ¿Cuáles son esos problemas por los que luchan ustedes?
- Tenemos bastantes. El tema de la inseguridad es uno de los que más preocupa. Desde hace dos años sufrimos robos muy a menudo. Entran en las casas y negocios y lo destrozan todo. Llegaron a entrar hasta en cuatro casas en la misma noche. El último atraco fue hace tres semanas: dos encapuchados asaltaron y agredieron a la cantinera de la Asociación de Vecinos. Le dieron una paliza que la dejaron magullada y con un ojo bastante mal.
- Supongo que la N-332 que pasa por el centro del pueblo les habrá provocado algún que otro problema.
- Claro. El tráfico que soporta esta carretera es demasiado. Hemos pedido su desdoblamiento y una circunvalación hacia la autopista, pero va para largo.
- ¿Qué tiene Molinos Marfagones que lo distingue de otros pueblos?
- Nos sentimos especialmente orgullosos de los monumentos que hay cerca del pueblo. Aunque pertenezcan a otra diputación, el Molino Zabala y La Torre Rubia los tenemos como nuestros.
- ¿Cómo se divierten?
- Tenemos dos locales para los vecinos en los que hacemos muchas actividades. Manualidades, yoga y baile de salón para las amas de casa; los sábados por la noche organizamos para la tercera edad un baile con orquesta, y con los pequeños beneficios que se consiguieron se emplearon para pagar la pintura de la Iglesia.
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