Liria, fiel a sí mismo.
9/10/2008 | Author:

El torero murciano dice adiós a su tierra cortando cuatro orejas y un rabo en el mano a mano con Morante de la Puebla, que se llevó tres apéndices.

071D3CTGP1_1 liria

A veces el mundo del toro es justo, lo que me congratula, más todavía respecto de un torero al que en muchas ocasiones se le han querido negar virtudes e incluso arrinconarlo, hecho al que siempre se negó y del que se escabulló a base de lucha, en las trincheras, y yendo a la guerra cuando hizo falta. Y digo esto porque ayer lo vi disfrutar ante sus paisanos y no hubiera sido justo que Pepín Liria no hubiera podido despedirse de su tierra saboreando el cariño y el reconocimiento de su ciudad a toda una trayectoria.

Su primero, como toda la corrida, fue por hechura un toro ideal para la ocasión, bonito, armónico y bajo de cruz. Le cortó las dos orejas Liria, que toreó con gusto a la verónica, rematando de vistosa y media cordobesa. La faena de muleta, muy templada, con tandas bien confeccionadas destacando los pases de pecho. Este toro lo brindó a su compañero y amigo Morante de la Puebla, que le devolvió el brindis en el siguiente morlaco.

Su segundo lo brindó Liria a su familia, personalizándolo en la figura de su padre. Este toro no anduvo sobrado de fuerzas y terminó parado. Liria ayudó en su faena al astado al torearlo a media altura en los primeros compases del trasteo, incluso consiguió ligar cuatro redondos y el de pecho y con la zurda sacó naturales a base de oficio. A la estocada le precedieron dos pinchazos y se quedó sin premio.

El premio gordo llegó con el quinto marcado con el número 92 y Halcón de nombre. Un astado sin gran clase pero que a Liria le sirvió para cortar los máximos trofeos en una labor de emociones. Lo recibió con tres largas cambiadas con el público en pie. Brindó a sus paisanos y se hincó de rodillas en el inicio de faena entre gritos de «¿Pepín, Pepín!». Faena de entrega y de gran calado en la grada que finalizó con un desplante a cuerpo limpio, se tiró a matar y dobló el toro sin que lo tocara la cuadrilla, desbordándose la alegría y paseando los máximos trofeos junto a su hija María.

El compañero elegido para este día por Liria fue su amigo Morante de la Puebla. No tuvo un lote que le permitiera desarrollar una faena completa, de su personal estilo, pero siempre quiso estar bien y dejó destellos de su inmensa calidad y personalidad.

Su primero salió suelto de capa y sólo le dejó dibujar tres bellas verónicas rematadas con una excelente media. Luego, en la muleta, el burel fue andarín e incómodo e incluso sufrió un colada el diestro de La Puebla. Lo intentó con suavidad y con garbo pero sólo pudo conseguir muletazos sueltos.

Ante el cuarto, Morante se ajustó a la verónica y luego, ante un toro al que le costaba pasar, estuvo voluntarioso y torero, dejando algún derechazo que tuvo profundidad y buen gusto.

Ante el sexto tuvo que hacer un esfuerzo, ya que el torete fue exigente, casi se lo lleva por delante en el saludo de capa con la pierna flexionada, salvándose el diestro por reflejos. Luego, con la muleta hubo tandas con mucho éxito, bajando la mano y enganchando la embestida como tirando del animal, que no quería pasar, y ligando las tandas. Además hubo detalles preciosos como un trincherazo.

Ojeado en La Verdad.

This entry was posted on 9/10/2008 and is filed under , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.