Por tres veces coronada.
8/05/2009 | Author:

La devoción de Sangonera la Verde a su Patrona desde hace siglos la convierte en una de las tallas más veneradas de la Región.

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Instantánea de la Coronación de la Patrona tomada hace hoy exactamente medio siglo.

En Sangonera la Verde, la Virgen tiene hermanos. Y muchos. Con esta denominación se conoce a los remotos mayordomos de la patrona, una institución que ya existía hace dos siglos, cuando en el pueblo apenas había unas cuantas casas, de las de pasillo hacia el corral e higuera polvorienta junto al aljibe, y trozos de espejo embutidos en las tapias de cal. Apenas veinticuatro horas después de tomar posesión de la Diócesis, el obispo Lorca Planes celebrará esta tarde su primer gran acto público, la Coronación de la Reina de los Ángeles, patrona de la pedanía. Será la tercera vez en la historia que Sangonera rinda tributo a su Virgen.

La primera coronación se organizó para celebrar la llegada de la patrona. Fue en 1888. El afamado platero Salvador Carrasco recibió el encargo de confeccionar la corona imperial que lució la antigua talla de la Virgen (destruida después, durante la Guerra Civil). Sucedió a finales del siglo XIX, cuando la pedanía contaba con 180 habitantes y su propia banda de música, «que asistirá a todos los actos» organizados. En aquella ocasión, los mayordomos de la Virgen organizaron una colecta popular para sufragar los gastos de la pieza, que pesaba cincuenta y seis onzas de plata. Apenas diez años más tarde, el alcalde de Murcia, Lorenzo Pausa, tuvo que conceder un donativo de 500 pesetas para restaurar la vieja «Ermita de los Ángeles, la cual amenaza ruina», según publicó un diario local.

La patrona salía en procesión por aquellos años a las seis de la tarde. Tres horas después se disparaba un gran castillo de fuegos artificiales, que cerraba las fiestas. La imagen era una talla de Francisco Sánchez Araciel, de la que aún se conserva un espléndido niño que acaba de ser restaurado. En esta procesión, ya entrado el siglo XX, se sumaron otras dos imágenes, la de Santa Orosia y San Bartolomé. Era por entonces rector de la ermita el recordado Juan Bernal, ahora en proceso de canonización porque su entrega desinteresada a los enfermos de la parroquia de San Juan le costó la vida. La segunda coronación se realizó hace ahora medio siglo. La calorina estival, una constante en las fiestas de esta pedanía, no impidió que centenares de fieles arroparan a su querida patrona. A las siete y media de la tarde fue trasladada al antiguo campo de fútbol, donde el vicario general celebró la ceremonia. Después, la imagen recorrió las calles de la pedanía. En esta ocasión, la corona estaba labrada en plata dorada, ornada de piedras y esmaltes. Fue costeada por suscripción popular. El programa de los actos era escueto: una novena, carreras de cintas y pañuelos en moto, el desfile de una carroza y dos castillos de fuegos artificiales.

Medio siglo más tarde, aún recuerdan algunos aquellas legendarias fiestas que congregaban a los parroquianos a la sombra de las oliveras que crecían junto al templo. Sones de jotas y malagueñas, al ritmo cristalino de los chatos de vino, convertían la jornada en una improvisada romería. Luego, a mediodía, era costumbre comer arroz y conejo, con una receta remota, de sabores a tomillo y serranas, cuando las había. Otros daban cuenta del tradicional cocido de pelotas, que coronaban con jugosas tajadas de sandía, que en Sangonera llaman melón de agua. Y así pasaba la vida. Ahora se celebrará la tercera coronación, acaso la más importante, si tenemos en cuenta que la devoción a la Reina de los Ángeles ha superado rencillas, pasiones y fronteras. No en vano y durante décadas, quienes emigraban a Francia o Alemania siempre regresaban a comienzos de agosto para venerar a su hermosa patrona.

Fisgoneado en La Verdad.

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