D. José Sánchez Conesa y su Sra. Doña María del Carmen.

El día 8 de diciembre es la fiesta de la Purisima Concepción, prólogo de la Pascua. Asensio Sáez, en conversación mantenida pocos meses antes de su fallecimiento, me comentaba que de niño se cantaban villancicos en la iglesia de La Unión los nueve días antes de la Purísima, justo al finalizar el novenario de su festividad. Hemos recogido testimonios de proclamación de mayordomos en muchas localidades de la comarca, que eran los encargados de preparar las fiestas patronales o las fiestas navideñas, según los casos, velando además por la limpieza, ornato y mantenimiento del templo parroquial. El sacerdote decía sus nombres finalizando la misa, en la mayoría de los casos se trataba de parejas de novios y matrimonios, o sólo mozos. En Balsapintada, cuando el párroco daba a besar la imagen del Niño, la cuadrilla cantaba ya el aguilando navideño, cuyo estribillo exclusivo de ese día decía:

Purísima Concepción,
más hermosa que ninguna.
En la cabeza llevas el sol
y en los pies la luna.

Y en todas partes se estrenaba con gran ilusión la ropa de invierno, la del verano por la Ascensión o el Corpus. Las cuadrillas o agrupación de músicos populares en su origen dependían de las cofradías o hermandades de Ánimas. Con lo recaudado en los días de Navidad en recorrido petitorio, casa por casa, se financiaban estas asociaciones parroquiales que aseguraban un entierro digno, oración y misas por el eterno descanso de los socios o hermanos difuntos. Además de realizar obras de caridad como costear el entierro de los pobres de solemnidad. Todo un mundo distinto al que ahora vivimos, donde la religiosidad se centraba en morir en gracia de Dios, pues estaba en juego algo tan trascendente como la vida eterna. Las almas de los fallecidos o ánimas pasaban al purgatorio, lugar dónde se purificaban antes de alcanzar la Gloria o condenarse para siempre en el infierno. La oración de los cristianos vivos se dirigía sobre todo a la Virgen del Carmen, la gran intercesora ante Dios Padre, por ello muchas de las cuadrillas de Ánimas portaban el estandarte con su imagen salvadora de almas. Muchas letras hacen alusión a ello, por ejemplo, cuando una familia no abría sus puertas para aportar limosna y obsequiar a los cuadrilleros con productos de la matanza del chino y repostería navideña:

A las ánimas benditas
no se les cierra la puerta
se le dice que perdonen
y ellas se van tan contentas.

Con el tiempo fueron desapareciendo estas hermandades de almas y lo recaudado por los músicos era para el sostenimiento de la parroquia. Incluso desapareció en muchos lugares toda vinculación eclesial y pasó a ser mera actividad cultural y lúdica. Doy fe por mi propia experiencia en La Palma que es muy divertida, sirviendo de abrazo de varias generaciones, así como reforzamiento de lazos de vecindad e identidad local. Abundaban las lisonjas y piropos a los moradores. Sobre todo al mocerío femenino:

Esta es casa grande
con ventanas y balcones
y las niñas que hay dentro
parecen ramos de flores.

No pocos se empleaban a fondo para galantear con alguna guapa:

Abre la puerta María
que venimos por complacerte,
a pedirte el aguilando
y al mismo tiempo por verte
.

Algún ingenioso improvisó en su día el tradicional estribillo:

Debajo la cama está
la capaza de los rollos
y no la quieren sacar.

Una maldición, de ambiente rural, para los tacaños:

El aguilando te pido
si no me lo quieres dar
Dios quiera que se te seque
la viña y el melonar.

Terminamos con un estribillo popular, todo un canto a las ganas de vivir:

Digamos con alegría:
¡Viva la bota y el vino!
y la mata que lo cría.

JOSÉ SÁNCHEZ CONESA

Historiador de la Cultura Popular de la Comarca del Campo de Cartagena.
This entry was posted on 12/29/2007 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.