Sólo la palmera reverdece entre los pinos y matorrales arrasados por el fuego, que tardarán treinta años en recuperarse.

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El canto de las torcaces y abejarucos dan la bienvenida al senderista que se adentra por los caminos forestales y sendas de la ladera sur del monte Roldán. Un espacio protegido medioambientalmente en el que se puede encontrar uno de los paisajes más bellos de toda la comarca de Cartagena. En tan sólo cuarenta minutos andando desde la entrada al parque de Tentegorra se puede alcanzar cima y ver, de un lado la exuberante vegetación típica mediterránea compuesta por el magnífico contraste de colores del palmito, la aliaga, el esparto o el pino carrasco; de otro, la estampa lamentable de un paisaje asolado por completo por las llamas en la cara norte del monte, hace tan sólo dos semanas.

Es un panorama desolador, en el que la vida parece haberse extinguido para siempre. Sólo algunas manchas verdes en las copas de algunos pinos, o pequeñas zonas que escaparon de milagro a las implacables llamas, sobresalen y llaman la atención del visitante que se acerca por aquellos parajes.

Las cien hectáreas que ardieron en el campo de tiro de Tentegorra se han convertido ahora en un manto negro colmado de ceniza, arbustos y pinos chamuscados por el que ya no revolotean oropéndalas ni corretean conejos silvestres. Sólo hicieron falta apenas unas nueve horas para calcinar una zona que tardará en recuperarse por completo entre treinta y cuarenta años, asegura el ecologista y portavoz de Anse, Pedro García.

Un aliento de vida

Pero la naturaleza es más fuerte e inteligente de lo que todo el mundo piensa y en Tentegorra se resiste a ser vencida por la torpeza del hombre que se empeña en destruirla. Entre carrascos quemados, acebuches, retamas y cornicales calcinados, un aliento de vida comienza ya a sobresalir y dejar ver su tonalidad verde entre la espesura negra que invade la ladera. El palmito ya rebrota en el Roldán.

Se trata de la palmera autóctona del continente europeo y que en la Región sólo la podemos ver en zonas costeras termomediterráneas como Cartagena y en ciertos lugares de la ribera del Segura como Archena, donde no se producen heladas.

Sólo dos semanas después de haberse quemado por completo, el palmito se resiste a morir y ya rebrota en la ladera. Como si de un milagro se tratara, el llamativo color de sus hojas verdes es el único, pero no el último, aliento de vida que resucita en una gran zona arrasada por la chispa de una bala desgraciada.

Ahora quedan por delante más de treinta años para que el Roldán vuelva a ser el mismo. Los primeros en volver a crecer en esas tierras hoy calcinadas serán los arbustos como la aliaga, el tomillo, el albardín (especie de tomillo), la retama y el acebuche, que tardarán entre tres o cuatro años en volver a retallecer.

Volverán los animales

Algo más de tiempo tardarán en recuperarse otros tipos de arbustos como el bayón, el alaverno, el osiris y el lentisco. Para que se vuelvan a ver pinos carrascos de gran tamaño, como los que había hasta ahora, entre treinta y cincuenta años. Mucho tiempo si tenemos en cuenta que el suceso se podría haber evitado. En cuanto a los animales, Pedro García, dice que no tardarán mucho en poderse ver otra vez merodear por la zona en busca de semillas.

El precio que se tiene que pagar ahora por que el Roldán vuelva a ser el mismo será muy alto. Eso sin contar con que en los próximos años no ocurra otro incendio que impida que el palmito termine de rebrotar.

Ojeado en La Verdad.

This entry was posted on 7/29/2008 and is filed under , , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.