Antes, los políticos tenían una imagen más generosa, se trataba de cambiar las cosas. Ahora, parece que las instituciones sólo sirven para llenarse los bolsillos.

untitled Yecla

Luis Egea Ibáñez ha vivido una república, una guerra civil y una dictadura. Después de eso fue concejal de la primera corporación municipal democrática de Murcia, consejero de Agricultura de la Comunidad Autónoma y presidente de la Unión de Centro Democrático (UCD). A sus 81 años, este yeclano, de profesión farmacéutico, ha escrito un libro titulado María y la Guerra Civil Española, en el que cuenta sus recuerdos de la etapa más turbulenta de la historia reciente.

- ¿Su libro es histórico o autobiográfico?

- Mi libro es mi testimonio de lo que fue la guerra civil para mi familia, para mi padre y, sobre todo, para mi madre. Yo era muy pequeño y mis padres sufrieron las consecuencias de la derrota del bando republicano, pero... Bueno, está todo ahí.

- ¿Se olvida la historia?

- Desde luego que sí. Sin generalizar, los jóvenes sólo ven ahora la otra cara de la moneda. Y es un lástima, porque la historia nos permite evitar caer en los mismos errores.

- ¿Cuál es el recuerdo más intenso que guarda de aquella época?

- A mi edad es difícil recordarlo todo, pero creo que nunca olvidaré la derrota y la desesperación de los que luchaban por la II República.

- ¿Qué diferencias encuentra entre la política de la transición y la que se hace ahora?

- Antes, la imagen del político estaba revestida de más generosidad. Se suponía que estábamos allí para modificar cosas que no estaban bien. Ahora, sin embargo, da la impresión de que los políticos sólo utilizan las instituciones para llenarse los bolsillos.

- ¿Qué me dice? ¿Que todos los políticos son unos corruptos?

- Tampoco hay que generalizar, pero dése cuenta de que los que más salen en los periódicos son los que roban y, por lo tanto, estropean la imagen de todos.

- ¿Encuentra entonces que los ciudadanos no ven a los políticos de igual forma que hace 30 años?

- Ni siquiera los propios políticos se ven igual. Antes éramos más ingenuos, pensábamos que todo se podía hacer bien. Ahora, bueno... Entiendo que a mis nietos no les guste nada la política.

- ¿Qué nos queda entonces, el anarquismo?

- Nos queda la ética personal. En cuanto a lo otro, bueno es algo que puedo entender, pero ya se probó y no llevó a ningún sitio.

- ¿Cree que tenemos los políticos que merecemos, que la moral ha muerto?

- De la política a la sociedad hay dos sentidos. Está claro que los valores actuales no son los mismos que antes, ahora parece que todo el mundo busca sólo enriquecerse. En cuanto a la política, no deja de ser un espectáculo y, además, malo, consecuencia de lo que hay en la sociedad.

- Ande, venda un poco su libro.

- No necesito venderlo, porque con haberlo escrito y que los míos puedan recordar su historia tengo suficiente. Sí diré que lo he escrito con mucho tiempo y sinceridad. Hay quien dice que es divertido, otros vulgar, porque termina con cosas que ya se saben. Yo creo que lo más importante es el sentido y el mensaje que tiene: que no se pueda volver a repetir lo que pasó entonces.

Ojeado en La Verdad.

This entry was posted on 7/02/2008 and is filed under , , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.