El número de alumnos que el año pasado obtuvo sobresaliente en el expediente se ha triplicado en relación con el curso anterior. Los premios extraordinarios de Bachillerato fijan sus metas en la Fórmula 1, la medicina o la diplomacia.

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De izquierda a derecha, Andrea Tovar, Mª Pilar Meseguer, Juan Alberto Peche, Javier Marco, María Hernández, Isabel Pellicer, Salvador Cortés, María Cano y Víctor Morales Esteras, en el Museo Arqueológico de Murcia, tras recibir los diplomas. Faltan Luis García y Michael Cumming, aunque sus padres recogieron el premio en su nombre.

Juan Alberto lleva sus sueños impregnados en cada hilo de la ropa que ayer eligió para recoger, junto a diez compañeros, el premio extraordinario de Bachillerato de la Región de Murcia del curso pasado. Ese que les acredita como los mejores estudiantes en su nivel. Con una impecable corbata roja, un traje de reveladora raya diplomática, zapatos lustrosos, y percha para dar y regalar, Juan Alberto no aparenta ser un estudiante del primer curso de Traducción e Interpretación de Inglés. Más bien tiene ya las hechuras de ese embajador con el que sueña convertirse algún día. «O diplomático. El caso es que me encantan las relaciones internacionales... poder trabajar en Roma, en París, en Londres... Qué te voy a contar... ¡No tiene precio!».

Sus pupilas se iluminan cuando habla de sus objetivos, de sus metas, de sus sueños. Y no digamos los de sus padres al ver cómo su retoño, diploma en mano, se convierte en el centro de atención de fotógrafos y periodistas. Padres y abuelos emocionados, orgullosos, que no dejan de mirar a sus hijos, a sus nietos, con ojos llenos de satisfacción. Con una sonrisa de oreja a oreja que parece no querer irse nunca de la cara.

A pesar de su juventud, los once premiados saben lo que sienten sus familias cuando el consejero de Educación, Formación y Empleo, Constantino Sotoca, les felicita y les entrega el diploma. Ése sea, quizá, el mejor premio para todos ellos. También son conscientes de lo que significa este reconocimiento y, lo que es más importante, de que el esfuerzo dedicado al estudio durante estos años ha tenido una importante recompensa. Pero el entusiasmo no les puede y una cordura adulta se entremezcla con las ilusiones de la infancia, de la adolescencia. Hay muchas metas más en el camino y no hay tiempo que perder con galardones, premios y aplausos.

Que se lo digan a Andrea, que luce con orgullo un 9,64 de nota media de Bachillerato y Selectividad, y que asegura, con una claridad de ideas asombrosa, que no se va a presentar a los premios extraordinarios nacionales, una opción a la que tienen derecho los once alumnos y que les colocarían entre los mejores estudiantes de España. Pero no por imposibilidad, sino porque Andrea tiene cosas más importantes que hacer: «tendría que ponerme a repasar contenidos de Bachillerato, del año pasado, para presentarme, y quiero aprovechar mi tiempo con las materias de la carrera, que es lo que me importa ahora y lo que más me gusta». Andrea, la pupila que todo profesor desearía tener, comparte sueños con Juan Alberto, ya que quiere encaminar sus pasos hacia las relaciones internacionales y la diplomacia. Seguro que a esta antigua alumna del colegio Jesús María de Murcia tampoco le gusta viajar por el mundo...

Cantera de ingenieros

Pero no sólo de relaciones internacionales y viajes se nutren los sueños de los mejores alumnos de Bachillerato del curso 2008/2009. La fiebre de la Fórmula 1 está creando cantera. Y en ambos sexos. Víctor Morales Esteras y Pilar Meseguer son dos ejemplos de ello. Ambos están estudiando Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Cartagena y ambos ven «un sueño» poder acabar en el cuerpo de mecánicos e ingenieros de algún equipo de Fórmula 1. Sueños que, sin embargo, se asientan sobre una base de madurez y sensatez prodigiosa para los 18 y los 19 años. Lo corrobora Víctor: «no hay que correr. Yo me marco metas a corta distancia y voy poco a poco. También me gustaría hacer algo en energías renovables, porque la Fórmula 1 es un sueño muy lejano».

A pilar, su compañera de 'viaje', le cuesta un poco más expresar sus deseos profesionales y tiene que ser su madre la que informe al periodista: «Dile lo que quieres ser, dile, Pilar... ¿Fórmula 1, verdad?». Pilar, sonrojada por la intromisión de su orgullosa madre en la conversación, lo acaba recnociendo: «sí... me gusta mucho la ingeniería mecánica...». Pero también le aporta serenidad a sus ilusiones: «sé el esfuerzo que me ha costado este reconocimiento y sé el esfuerzo que conlleva llegar a donde quieres».

Aunque pueda parecer lo contrario, Pilar no es la única alumna premiada en la jornada de ayer que sueña con motores. Es la comprobación fehaciente de que las tendencias profesionales de ambos sexos hace tiempo que abandonaron las casillas en las que la sociedad les quería meter. Pero María Cano se sale de la pista de carreras y va más allá. Concretamente, hasta el aeropuerto, porque María está estudiando Ingeniería Aeronáutica en Valencia y por su mente pasan a diario cientos de ideas relacionadas con volar. «Algún día, iréis montados en un avión que llevará una pieza diseñada por mi. Pero me encantaría trabajar en el diseño de motores y reactores». Alguien díría que la vida es sueño y los sueños, sueños son, pero es que María va camino de darle la vuelta a los versos de Calderón de la Barca. Tiempo al tiempo.

La medicina siempre está

Además de los aviones, la Fórmula 1, o las relaciones internacionales, uno de los sueños que siempre está presente en los mejores alumnos de Bachillerato de cada curso lleva bata y cura enfermedades. Porque la medicina es una de las metas 'favoritas' de los estudiantes que más brillan. Es el caso de Javier Marco, Isabel Pellicer, Salvador Cortés y María Hernández -futura neuróloga- que están de acuerdo en la asignatura que más les gusta, de momento: «la anatomía». ¿Y la peor? «Física médica». No ponen muy buena cara cuando mencionan ésta última materia pero, a tenor de sus expedientes, no les será difícil superarla sin problemas.

La participación de los alumnos en esta convocatoria supone que tuvieron un alto rendimiento en sus estudios de Bachillerato, y que obtuvieron una nota media en la etapa igual o superior a 8,75. En este sentido, la Consejería destacó que este año el número de alumnos que se inscribieron a los premios fue de 449, frente a los 360 de la anterior anualidad. Además, según el consejero, Constantino Sotoca, el número de alumnos que han sacado una media de sobresaliente en su expediente se ha triplicado en relación con el año anterior. ¿Será un 'brote verde' en el sistema educativo?

Olisqueado en La Verdad.

This entry was posted on 3/13/2010 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.