Hueva, mojama, bonito... Los salazones son de sobra conocidos en Murcia y Alicante. No en vano se elaboran desde tiempos ancestrales, cuando los pescadores necesitaban poner sus capturas en sal en alta mar para que no se estropearan. Ahora, este manjar se exporta a toda España e incluso a Europa.
Sangría. Así queda el mostrador una vez que se limpia el bonito para dejarlo listo antes de ponerlo a secar.
Marrajo. El saladero López de Gea, de Pilar de la Horadada, es el único que trata el marrajo -una especie de tiburón típico del Mediterráneo- al igual que el bonito. El escualo se seca en sus saladeros, de donde sale listo para ponerse a la venta. En la foto, piezas puestas a secar.
Sal gorda. Una vez limpia, la hueva se introduce en unos tanques y se entierra en sal con el objetivo de que el pescado coja el sabor. Después hay que limpiarla y desalarla.
Con horario. En las cajas, una vez metida en sal, los trabajadores marcan la hora a la que hay que lavar el producto.
Hueva de mújol. Es una de las más conocidas y buscadas. Su elaboración es lenta, ya que hay que limpiar el producto, ponerlo en sal, esperar a que coja el sabor y después lavarlo y secarlo para que la hueva fresca llegue a la mesa tal y como se conoce. El proceso se realiza de forma artesana y lleva varios días de trabajo.
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