El museo muestra un compás para medir la circunferencia abdominal de la embarazada.

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Andrés Nieto se especializó en Medicina y en Pediatría. En marzo de 1980 llegó a Fuente Álamo como pediatra de zona, y desde entonces viene desempeñando esta «gran profesión con pequeños pacientes». Durante ocho años ha sido vicepresidente de la Sociedad de Pediatría del Sureste de España y es diseñador y director de la página web murciapediatrica.com. Por si fuese poco se licenció también en Derecho, y es procurador de tribunales. Los fuente alameños le han reconocido su labor investigadora sobre la historia de la localidad nombrándole cronista oficial e hijo adoptivo. Ha escrito multitud de libros de historia local, y ha participado en la elaboración nacional de un manual para tutores MIR en atención primaria. Dirige un espacio los domingos en la radio sobre tradiciones, historia y consejos médicos, y en el Centro de Salud donde trabaja ha montado un museo de la medicina.

- No sé si usted dormirá algún rato pero, ¿por qué se le ha ocurrido organizar este museo de la medicina?

- Se me ocurrió montar este pequeño museo, bueno yo más bien diría una exposición permanente, para dejar testimonio de una época pasada, sobre todo la primera mitad del siglo XX, con heroicos médicos, enfermeros y farmacéuticos, con escasos remedios y terribles enfermedades. Es la historia sanitaria de Fuente Álamo. Actualmente disponemos de cinco vitrinas en las que se muestran los objetos, además de fotografías y documentos curiosos como un contrato de asistencia médica a trabajadores realizado en 1928 y un certificado médico de 1936.

- Habrá objetos curiosos&hellip

- Por supuesto, hay objetos curiosos expuestos como un lápiz cortasangre para las hemorragias, un emplasto llamado mantosanto para curar las úlceras, antiguas jeringuillas de cristal y agujas metálicas no desechables. Se muestra también diversos tarros de medicamentos que entonces se almacenaban a granel y los preparaba el farmacéutico como fórmulas magistrales. También hay envases de principios del siglo XIX, de productos de homeopatía de fabricación francesa y otros remedios curativos muy caseros y socorridos como el agua de azahar, el vino Kina, la manzanilla o la tila. Disponemos de un instrumental muy antiguo como son las famosas ventosas, que se utilizaban para curar neumonías y pleuritis. Estas eran unas pequeñas campanas de cristal que se colocaban sobre la piel del tórax y se hacía un vacío extrayendo el aire con una jeringuilla. Está también la famosa trompetilla para auscultar al feto en el vientre materno, y un compás metálico para medir la circunferencia abdominal de la embarazada.

- ¿Cuáles eran las enfermedades más comunes en aquella época?

- Las dolencias comunes en aquellos lejanos años eran el dolor miserere (apendicitis), el paludismo, el tifus, el cólera, la terrible gripe, la infección de la madre tras el parto, las diarreas y deshidrataciones, las meningitis y las maltesas, el garrotillo... La mortalidad infantil era de casi el 500 por mil, es decir la mitad de niños que nacían, cuando en la actualidad es menor del cinco por mil nacidos vivos. Era un drama para la población vivir en esa época.

- ¿Para qué servían los libros de farmacia?

- En estos se anotaban los medicamentos de que se disponía en la botica, prospectos y publicidad de medicamentos de esa época.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 4/09/2009 and is filed under , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.