Es conocido que, en los comics, la realidad cotidiana y sus protagonistas, son elementos que suelen incluirse con la idea de hacer más creíble y cercana la ficción bidimensional. Los tebeos de superhéroes son los que más incurren en esta proeza, casi desde sus lejanos inicios, con figuras de grandes deportistas, empresarios, militares y, por encima de todos, presidentes. En este caso americanos, claro está.
Aprovechando la llegada del último presidente electo, Barak Obama, a los comics Marvel, la editorial Panini, se monta un número monográfico muy especial: ‘Spiderman: La política norteamericana y la actualidad en los comics de Marvel’.
Tras una portada que parece indicar que vamos a presenciar un ‘team up’, esto es, la unión de dos héroes contra algún villano, con el Hombre araña y el presidente de ébano, el número resulta una interesante amalgama de materiales. Reportajes donde se deja clara esa actualidad en el mundo de los héroes Marvel a través de la historia de sus publicaciones o un repaso a las ediciones donde aparecieron los diversos y anteriores presidentes; el comic de Spiderman, tan trascendental, donde el mundo Marvel se hacia eco del momento después de la caída de las torres gemelas; o la breve y muy reciente historieta de ese encuentro entre Spiderman y Obama.
El comic es un producto realizado con acierto por Panini dentro de su política de ofrecer obras cercanas a la actualidad más inmediata como ‘Cambio climático y sostenibilidad’ de Alfons López o ‘El informe 11-S’ de Ernie Colon.
Por su parte, de realidad histórica e “intención de periodismo de calle” aporta de manera sobria ‘Los hijos de octubre’, editada por Norma, dentro de la colección Graphic Journal, una creación del ruso Nikolai Maslov.
En agrias dosis de historias cortas, el autor, nos cuenta lo maltrecho de la sociedad de su país, la miseria de las zonas rurales y, sobre todo, la maldición del consumo excesivo de alcohol que convive con el ruso medio como parte de la familia.
Maslov no es un dibujante de amplia producción ni con dedicación exclusiva ya que su profesión es otra y tan solo posee dos libros editados. No obstante sabe contar historias y este es un buen ejemplo de ello, además, tras un dibujo que se antoja frío y errático, en un primer vistazo, descubrimos a un excelente ilustrador y pintor de escenarios naturales, máquinas o vehículos de nítida visión fotográfica.
El libro, cómo es marca de colección, se complementa con una suerte de artículos sobre el autor y el momento histórico narrado, realizados por plumas de reconocido prestigio que conocen muy bien el terreno que pisan.
En el marco de la pura ficción, Norma, publica dos títulos. Uno que acaba, ‘Yo soy legión’, tercer libro de una serie escrita por el francés Fabien Nury y dibujada por, el magnífico autor de Planetary o Astonishing X-Men, John Cassaday.
Cómo suele ocurrir con las trilogías de cuño galo, el primer álbum suele ser el más interesante y, poco a poco, tal vez debido a lo espaciado de su publicación, uno al año, la historia se vuelve algo hermética o se diluye hacia la simpleza de su final. En este caso pasa un poco de ambas y hasta el trabajo de Cassaday se nos antoja algo menos laborioso que los precedentes.
Recomiendo leer la historia completa de un tirón que siempre es más agradecido y descubre aspectos positivos que se pierden en lo dilatado de su publicación. Y, desde luego, ver a un americano como Cassaday trabajar al estilo europeo es un placer.
El título que inicia es ‘Tomorrow stories’, se trata de la recopilación en libros de una de las más hilarantes y absurdas creaciones del británico Alan Moore. Dos volúmenes reúnen la docena de comic book que tuvo la cabecera, ganadora de cuatro premios Eisner y un Harvey, que presenta una suerte de historias cortas protagonizadas por personajes, homenajes y parodias de otros provenientes de comics y novelas populares, que Moore remoza para sus pérfidos fines.
Desde justicieros de la noche a héroes en mallas, de ridícula ética y moralidad, pasando por genios adolescentes o aventureros salidos de un frasco de tinta, sirven a Moore para demostrar que es un guionista excepcional que sabe introducir historias sorprendentes en las que abundan dosis muy medidas de crítica, sexo, ironía y cinismo.
La ayuda del excelente plantel de ilustradores que tiene la serie, encontramos el trabajo de Kevin Nowlan, Jim Baikie, Melinda Gebbie, Hilary Barta o Rick Veitch, tras una portada de Alex Ross, la revaloriza aun más si cabe.
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