El género negro tiene muchas vertientes, porque todo no iba a ser delincuentes y policías, como ocurre en ‘Un cero a la izquierda’, una novela gráfica, editada por Dibbuks, del francés Baru que traslada a imágenes un texto del novelista Pierre Pelot.
Narra la desaparición de un niño mongólico y el despliegue cívico – policial que conlleva su búsqueda. La historia tiene como gran elemento de interés todo un elenco de personajes a cual más patético, marginal y perdedor quienes se mueven alrededor de una simple premisa argumental reforzando lo verdaderamente interesante. Sin ellos, el relato, no tendría apenas valor y en eso Baru es un experto retratista.
Todo se desarrolla en un solo día formando un perfecto círculo cerrado, la acción va en aumento desde la aparición de los personajes y sus signos de identidad hasta un momento culminante donde muerte y destrucción se dan la mano como broche final y, después, la calma, el inicio, todo vuelve a ser el mismo mundo patético, aprovechado e hipócrita de siempre esperando que, algún factor, desencadene una nueva tragedia.
Baru (Hervé Barulea, 1947) es un autor innovador, sensible y comprometido capaz de sacar partido como pocos de los personajes creados. Tenemos bastantes libros traducidos como La autopista del sol, Rabioso, El camino de América o Negro y en todos, como digo, la elaboración de sus personajes, es la clave esencial y motor de los mismos.
Otra dibujante francesa, esta nada conocida, es Camille Jourdy quien en ‘Rosalie Blum’, su primer libro en castellano, editado por La Cúpula, enamora con su trazo firme y un desarrollo argumental pausado, tranquilo, deteniéndose en los pequeños momentos de la monotonía y rutina del protagonista con la intención de hacernos participe de sus sensaciones y, a través de ellas, introducirnos sin darnos cuenta en su mundo.
Vincent es un treintañero que vive con su posesiva y controladora madre. La vida trascurre tediosamente de su casa a un negocio de peluquería que regenta, pocas son sus relaciones sociales más allá. Un día conoce a Rosalie y se siente obsesionado de tal forma que la sigue a todas partes como si fuera su sombra e incluso registrando su basura con la insana locura de saberlo todo de ella.
El libro es una trilogía y, como tal, a modo de los cuadernillos de aventuras o de los folletines literarios por entregas, queda cercenado en el momento de mayor interés. Se trata pues de una comedia de fondo vital, en la que un ser apático decide buscar una luz que guie su vida y lo hace en forma de obsesión por una mujer desconocida, depresiva, tan monótona como él y que ahoga sus penas con solitarios paseos y bastante whisky.
Una obra sencilla, directa e intimista de una autora de la que valdría la pena conocer algo más de su trabajo tan inédito por estos andurriales.
Glenat ha publicado una de las últimas obras de Warren Ellis ilustrada por el gaditano Juan José RyP, su título ‘Black summer’ y se trata de un nuevo giro de tuerca en el género de los superhombres. Aquí unos tipos genéticamente alterados deciden, un día, eliminar todo lo que huela a malvado y liquidan al propio presidente de los EEUU, a partir de esto se inicia una guerra entre militares y súper humanos.
Ustedes me perdonarán pero lo mejor, sin dudarlo, es el impresionante talento de Juan José RyP realizando, como siempre, un trabajo esmerado en el que cada viñeta está sumamente acabada llegando en algunos momentos al barroquismo extremo con unas dobles páginas en las que, a modo de juego y guiño con el lector, oculta imágenes de personajes de series de animación.
Supone la tercera colaboración con el prestigioso guionista británico y ha tenido la amabilidad de ofrecernos unas palabras sobre la obra: “El guión de Warren Ellis se me antoja, sobre todo en el comienzo de la historia, osado, rompedor, grotesco si quieres, como es usual en él, abriendo decenas de afluentes por los que pudiera confluir el tebeo. Conforme la historieta avanza y vamos conociendo a los personajes, sus idas y venidas, la historia se estandariza pareciendo, a mi juicio, una historieta de súper-héroes psico-killer tan de moda en los últimos años. No obstante me parece que la obra tiene unas directrices mucho más que correctas, se lee con bastante soltura e incluso tiene puntos de ‘genialidad’. Hay quién acusa a Black summer de que a veces la historia se ‘disipa’, pero pienso que eso es más culpa mía que de Ellis, mi grafismo excesivo, a veces, hace que el lector fácilmente despistable ‘se gire a mirar lo que pasa’ perdiendo el hilo de la narración principal.”, comenta.
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