Jamás me dije: 'puedo morir'.
10/20/2009 | Author:

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Mari Carmen, con la fotografía de su mama.

Su mama reconstruida aparece orgullosa en los carteles y folletos que ayer repartió la asociación Amiga por toda la Región. Sobre su piel, varios mensajes, y entre ellos una palabra sobresale: superación. Esa es la mejor definición del proceso que Mari Carmen Cortés, la protagonista de esta foto, comenzó hace 18 años, cuando un mal día le diagnosticaron cáncer. «Jamás en todo ese tiempo me dije: Puedo morir. Nunca, y eso que al principio no daban un duro por mí».

Mari Carmen tenía 33 años cuando se descubrió un bulto sospechoso y acudió a su médico. Una edad inusualmente joven para un tumor de este tipo. Además, el cáncer estaba ya más extendido de la cuenta. «Me dijeron que si hubiese ido un poco más tarde no lo habría contado». Pasó por quimioterapia -«eso fue lo más difícil, fue durísimo»- y por una operación. Trabajaba en el hotel Arco de San Juan y tuvo que dejarlo temporalmente. Pero en cuanto se recuperó, volvió a su puesto. «Me dije: yo salgo de esta, y le eché voluntad. Eso es fundamental».

No se arrugó ni cuando, a los ocho años de la operación, el cáncer reapareció. Volvió al quirófano, y de nuevo a la calle, a seguir viviendo. Sus tres hijos fueron la razón de su fuerza. Todavía lo son. «Mi hijo es el autor de la fotografía; es muy bueno», cuenta orgullosa.

Mari Carmen está nerviosa. No le gusta verse delante de un fotógrafo. Pero tiene claro que hay muchas mujeres que están pasando por lo que ella vivió, y sabe que quizá no tengan referentes, personas cercanas que hayan sufrido un cáncer y a las que poder preguntar. Porque con ésta, como con cualquier otra enfermedad grave, las dudas asaltan.

«Lo más importante es la actitud con que se afronte el cáncer. Puedes adoptar la posición de víctima o puedes tirar para adelante y ser tú la que ayudes a tu familia a superar esta situación. Si tú te hundes, tu familia también». Mari Carmen lo tuvo claro desde el principio. «Mis hijos me dicen que nunca me han visto derrotada, que soy un ejemplo para ellos». Intentaba dar lo mejor de sí misma cuando salía de quimioterapia. Incluso cuando se despertó de la operación en la que le reconstruyeron la mama, los suyos se sorprendieron de su vitalidad. Pero esto no es un cuento de hadas. Ha habido dolor y sufrimiento, lágrimas y momentos de amargura. «Cuando salía de las sesiones de quimio creía que me moría, y he llorado mucho, aunque no me hayan visto».

Salir a la calle

Ahora quiere ayudar a otras pacientes, y por eso se ha implicado en la Asociación Murciana para la Ayuda a Mujeres con Cáncer de Mama (Amiga), que ayer salió a la calle para sensibilizar a la población y dar a conocer sus actividades. «Se ha hecho mucho, y nuestra comunidad autónoma cuenta con buenos médicos y una buena asistencia, pero hay cosas que pueden mejorar», explica Catiana Martínez, presidenta de la asociación. «Por ejemplo, necesitamos espacios adecuados en los hospitales para Oncología». Las enfermas que necesitan quimioterapia se encuentran muchas veces con servicios «masificados», pequeños e incómodos, donde «no hay intimidad».

Fisgoneado en La Verdad.

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