EL BURRO DE PERIN.
8/12/2008 | Author:

Los dicterios son improperios, injurias e insultos empleados para ridiculizar al rival, en el caso que hoy tratamos para mofarse de los moradores de la localidad vecina. Discutiendo el asunto con mi amigo Anselmo Sánchez Ferra, uno de los mayores investigadores del cuento de tradición oral en este país, me decía que quizás arranque del Neolítico esta costumbre de meterse con los del pueblo de al lao, cuando nuestros antecesores dejan de ser nómadas y se establecen en un lugar determinado, hace la friolera aproximada de unos 6000 años. Desde tan remota época se ha desarrollado por todo el mundo un rico e ingenioso folklore, quizá debido a la pugna por los escasos recursos económicos, siendo los perineros en nuestra comarca quienes se llevan todos los honores, convirtiéndose en los leperos del Campo de Cartagena.

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Se dice de ellos que una vez edificado su templo se percataron que era muy húmedo y frio debido a su nefasta orientación, para subsanar el error decidieron meter el sol a capazos dentro del recinto eclesial marchando para efectuar tal menester al caserio de Tallante, que al gozar de mayor altitud estaba más cerca del astro. Allí dejaban sus capazos en el suelo para que se fuesen cargando de rayos solares y cuando los creían repletos marchaban otra vez andando a su pueblo donde los abocaban con gran confianza dentro de la iglesia.

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Pero quizá la leyenda más conocida sea la del burro, cuando en un tiempo remoto los de Perín descubrieron que brotó una hermosa mata de cerrajón en la torre de la iglesia y para que se la comiera decidieron, ni cortos ni perezosos, atarle una soga al cuello y subirlo hasta allí para que la ingiriera, lo que supuso la muerte del animal. Esta misma historia, que ya recogí en la obra Ritos, leyendas y tradiciones del Campo de Cartagena, quizá sea un cuento de tontos aplicado a una población concreta, y que también se narra como protagonizada por los palmesanos, atribuida a la invención de los galileos. Aunque no salen bien parados los de La Palma quedó incorporada al patrimonio cultural de la colectividad, así un grupo de jóvenes aguilanderos que surgió en la Navidad del año 1982, entre los que se encontraba un servidor, decidimos titularnos la cuadrilla del Cerrajón, en memoria del supuesto sucedido. Tiempo después una peña festera recuperó este nombre herbáceo para identificarse, siendo su escudo un burro.

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Pero no queda ahí la cosa porque se tiene como ocurrida en Fuente-Álamo de Albacete, en la mallorquina Andraitx, en un lugar de la Rioja y en localidades catalanas como Solsona, Mataró, e incluso la ciudad Barcelona en su iglesia del Santa María del Mar. Más allá de nuestras fronteras nacionales hallamos versiones en toda Europa: Rusia, Suecia, Alemania, Austria, Gran Bretaña, Italia, Grecia, Francia, etc. Pero no acaba ahí la sorpresa porque Anselmo sigue el rastro del pollino por China, Mongolia,Turquía, Etiopia, Sudáfrica, Estados Unidos, Canadá e Hispanoamérica. Menuda caminata la del jumento.
Tratando de explicar las razones de estas ofensas a los vecinos de Perin aventuramos que posiblemente un estudio histórico-económico podría ofertar algunas claves interpretativas conformadoras de la singularidad perinera como: un posible asentamiento de moriscos, el posterior establecimiento de mineros almerienses en el siglo XIX, características ideológicas que servirian para diferenciar a los vecinos de esta población del resto o quizá su ubicación geográfica aislada. Los habitantes de Perín creen que inventaron esta patraña como reacción a la mayor riqueza de su localidad en los siglos XVIII y XIX debida a la producción de garrofa y almendra y la existencia de minas de hierro.

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El caso es que los perineros, dando muestras de sobrada inteligencia, han hecho virtud de la socarrona burla y desde hace once años representan la subida a la espadaña con un burro de cartón piedra, al tiempo que se relata la leyenda mediante la lectura de un pregón, constituyendo un acto central de sus fiestas patronales que es capaz de congregar a unos cuatro mil espectadores. Este año será el día 9 de agosto a las 21,30, después de recorrer las carrozas las calles de la pequeña población con reparto generoso de buenas viandas, información que debo entre otros a los perineros Francisco Sánchez, José Luis García, Julio y el cura Aurelio, también al fotógrafo de Cuesta Blanca Pencho García, el artesano de la imagen. Anímense y compartan con ellos la escenificación de esta seña de identidad local.

José Sánchez Conesa.

Historiador e investigador de la cultura popular de la comarca de Cartagena.

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