Rocío en la noche ferreña.
8/25/2008 | Author:

Un contenido, y en ocasiones emocionado, Ortega Cano asiste en Lo Ferro a la gala de homenaje a 'la más grande'.

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Ortega Cano junto a Sebastián Escudero, fundador del Festival de Lo Ferro.

La segunda gala, en pasado sábado, de la vigésima novena edición -y parece que esto empezó ayer- del Festival Internacional de Cante Flamenco de Lo Ferro homenajeaba a la gran diva de la copla: Rocío Jurado, a beneficio de la Asociaron Española Contra el Cáncer Y fue un todo un gran éxito sin paliativos; en lo que se refiere a la participación artística y a la respuesta del público, que abarrotaba disfrutando de lo lindo en el coqueto recinto al aire libre, a la luz de las estrellas.

Antes de comenzar la velada, los locutores Jesús Sancho y Luis Terry pidieron un minuto de silencio por las víctimas del accidente del aeropuerto de Barajas. Y comenzó la larga y emotiva noche en la que la copla y la gran estrella de Rocío Jurado brillaba con luz propia en lo más alto del firmamento estrellado. En la primera fila, su viudo José Ortega Cano, su hijo José Fernando y el hermano del torero se agarraban los machos para contener la emoción ante las coplas de Rocío y las imágenes que se proyectaban de la cantante chipionera.

A la joven de 18 años Verónica Lozano La Paquera, que no de Jerez sino de la pedanía lorquina de La Paca, le tocó romper el hielo y lo hizo muy bien cantando los temas Contigo, de Rafael de León, y Déjala correr, de Juan Pardo, que le dedicó a la más grande, a la que no pudo conocer.

La siguiente artista Rosa María Luján, de Lorca, que cantó espléndidamente, elevaba la fuerte temperatura emocional con dos temas que tocaban la fibra del respetable: el pasodoble ¿Rocío, qué majestad! y el Va por usted dedicado a Ortega Cano, con letra del periodista Antonio Burgos, que el torero aplaudió puesto en pie.

Después cantó espléndidamente la onubense Blanca Villa, muy emocionada ya que fue muy amiga de Rocío, Viva el pasodoble y los Tientos del cariño, y recibió un caluroso y largo aplauso.

Y el turno ahora le llegaba al sevillano Carlos Vargas, que interpretaba muy bien los temas Cinco toritos negros y Me embrujaste, para dar paso al entreacto de la entrega de una placa conmemorativa y la medalla del Festival al torero Ortega Cano, que le entregó Sebastián Escudero, el padre de la criatura que montó y crió este Festival, después de las emocionantes palabras de su director Francisco Fermín Aparicio.

Seguimiento secreto

El torero agradeció a la organización, a los artistas y al público el homenaje, y dijo: «Estoy disfrutando mucho, pero también estoy pasando un ratillo duro con los recuerdos. No sé hace uno nunca con la idea de que Rocío no esté. Por eso ella siempre está ahí brillando porque fue una mujer muy valiente y una gran artista. Yo antes de enamorarme de ella ya era un admirador de su arte: Una vez la vi en la calle Serrano de Madrid con su madre y las estuve siguiendo como dos horas. Nosotros nos queríamos mucho, nos teníamos un amor increíble. Y ahora que no la tengo para besarla y tocarla, me pregunto: ¿Por qué no la habré querido más todavía? En sus últimos días, ya sabiendo lo que tenía encima, me decía: 'José, ahora, cuando yo me ponga buena, vamos a trabajar menos y a disfrutar más lo nuestro'. Si llegó a lo que llegó fue por su entrega. No le gustaba que le dijeran que era la más grande, ya que se consideraba una artista más: Rocío era muy sencilla y muy agradable. Yo le decía:'Rocío donde vas tú, va la feria. Eres un pavo real' porque siempre quería tener recogida a toda su familia. Por lo tanto, desde aquí, desde esta tierra de los melones, yo que tantos melones he vendido con mi familia cuando era pequeño, tierra que tanto le quiso y que tanto amó ella, yo me voy a guardar esta placa y esta medalla para algún día, dársela en al mano».

Una nueva tanda

La segunda parte se ponía en marcha con todas las artistas del programa que volvían a intervenir cantando tres temas cada una. Con la participación en esta ocasión del gran locutor, compositor y cantante Andrés Caparrós, que interpretaba estupendamente tres temas, acompañado por la guitarra de la joven Mercedes Luján.

Una noche muy emotiva en la que todas las artistas se entregaron para rendirle un sincero homenaje a la más grande. Y mucho lo agradeció el público, mucho disfrutaron el gran cantaor Merenguito de Madrid que charlaba muy flamencamente con el promotor José Vicente, de Murcia. O los jóvenes de Molina de Segura José Enrique y Estefanía Lisón. O el gran aficionado Tasio Alonso, de Valladolid.

Y en primera fila, siempre muy atento y agradecido, quedó el doctor Agustín Navarrete, presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer.

Muchas coplas alegres, para mitigar los sinsabores de la vida, quedaron colgadas en la suave brisa de la noche. Muchas grandes coplas de tantos ilustres compositores. Ya lo decía Manuel Machado:

'Hasta que el pueblo las canta

las coplas coplas no son,

y cuando las canta el pueblo

ya nadie saber el autor'.

Las coplas de la más grande: Rocío Jurado, toda una diva con mucho glamour, fueron y son del pueblo y para pueblo.

Ojeado en La Verdad.

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