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Descubrió el mundo del voluntariado casi por casualidad. Un buen día aparcó su bicicleta tras dar un paseo y se sentó a charlar con dos indigentes que ya había visto varias veces; automáticamente Salva descubrió a dos personas maravillosas con las que compartió varias tardes y a través de las cuales cambió su forma de ver las cosas. Confiesa con mirada sincera que no le está haciendo un favor a nadie, todo lo contrario. Desea que se empiece a ver a las personas sin techo como lo que son, y no como meros objetos accesorios del inmobiliario urbano, como a veces se ven. Estudiante de Derecho cree que el voluntariado es algo más que una actividad, es simplemente un estilo de vida.

- ¿Qué significa para usted el voluntariado?

- Es algo fundamental para mi como persona. Soy consciente de que nuestras colaboraciones no son transcendentales para la otra persona, pero con pequeñas cosas se puede dar esperanza.

- Es usted voluntario de 'Solidarios por el desarrollo'. ¿En qué actividades participa?

- Desde esta organización se organizan muchas acciones. En la que yo participo consiste en salir dos noches por semana con un termo de café para asistir a personas sin hogar. Es muy interesante porque te das cuenta de que hay grandes personas con un gran bagaje y con una historia detrás apasionante.

- Alguna que le haya sorprendido...

- Hay tantas historias como personas conoces. José Gregorio 'el inclusero', un torero con gran futuro que por circunstancias de la vida se vio en la calle; Dani, un hombre que sin un duro ha conocido media España. La primera vez que salí, conocí a José Luís, una persona que con cáncer de páncreas no tiene dinero para medicamentos.

- ¿Colabora en otros proyectos?

- He viajado a Kenia un par de veces. Ahora, dentro de unas semanas, vuelvo; pero no como voluntario porque son ellos los que me enseñan a mí. Voy como un amigo que echará una mano en lo que pueda.

- ¿Y cuál es su función?

- Allí tienen al hombre blanco muy idealizado, y cuando las ancianas dejan de ser productivas suelen apartarlas del ámbito familiar. El grupo con el que fui, trató de demostrar lo contrario: cortábamos el pelo a las ancianas, cuidábamos sus uñas, las aseábamos con una palangana, les dábamos de comer. El objetivo era cambiar la mentalidad de los hijos. La sorpresa fue que, en el segundo viaje, las ancianas eran cuidadas por sus familiares.

- Y cuando uno aterriza de nuevo en el primer mundo, ¿qué le pasa por la cabeza?

- En el avión piensas que te has dejado algo allí pero también sabes que te traes algo que poca gente puede comprender. Demuestran un tremendo agradecimiento por muy poquito que tú has aportado.

- ¿Qué le diría a alguien para que se interesara por el voluntariado?

- El poco tiempo que tú puedas aportar hace mucho bien a otros. Es fundamental conocer otras realidades y es una incultura no saber qué sucede en la calle. Todo se puede llevar hacia delante.

- Cuando esté casado con su pareja, pague hipoteca, tenga hijos, ¿seguirá siendo voluntario?

- Cuando llevo tiempo sin colaborar me siento vacío. Sería muy triste trabajar y dedicar mi vida sólo a mí sin dejar un pequeño grano de arena: no cambias el mundo pero sí ayudas a ello.

Ojeado en La Verdad.

This entry was posted on 8/21/2008 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.