Cultura y Tradición a través de Imágenes

Mis obras de teatro también están pensadas para que los padres aprendan; muchas veces ellos disfrutan más que sus hijos en las representaciones.

Ojos claros, comunicadora, pletórica de energías, plenamente concienciada de lo que lleva entre manos, es Conchi Pacheco. Lleva treinta años subida a los escenarios. Ya a los siete años recitó su primera frase ante un nutrido público, y la recuerda perfectamente: «Las mejores naranjas de la tierra de mi padre son para usted». Realizó estudios de solfeo, danza y piano; también es especialista en Braille y cursó estudios de fotografía. Desde los diez años de edad lleva escribiendo poemas, que posteriormente su madre, Inma Martín, ha recitado. Sus mejores maestros son sus propios padres, según ella, con quienes tiene una fusión espiritual muy fuerte. La magia de las palabras, Ni una gota de +, Chispa y los animales, Quiero ser ecoeficiente y ¿Me sigues? son algunas de sus últimas producciones. Ahora cumple diez años componiendo piezas teatrales infantiles y sus últimas obras tienen ya contratadas representaciones para recorrer escenarios de toda la Región.

- ¿Cómo es posible que sus obras las defina la ley de propiedad intelectual como obras dramáticas?

- Porque a las obras dramáticas se les define a las obras teatrales en general, sin especificar si son infantiles o no.

- ¿Usted registra todas sus obras?

- Por supuesto. Es un modo de decir que ésta es mi producción literaria y composición musical para esa obra.

- ¿Existe mucha diferencia al escribir una obra dirigida al niño o al adulto?

- Me atrevo a decirle que el adulto es como un niño grande, porque no se debe perder nunca al niño que fuimos; ni la espontaneidad, ni la creatividad. Defiendo que no se debe perder el niño que todos llevamos dentro. Se debe tener esa capacidad y paciencia de escucharle pues en su mente empieza a barajarlo todo y a darle sentido; además el niño no tiene prejuicios, ni ningún tipo de connotación. El adulto se monta en un camino y a veces no piensa si los caminos de al lado le pueden influenciar positivamente, y hay una cosa importante que dice Gota de agua (una de mis obras), y es que sirve para todos.

- ¿Qué es Gota de aguaGota de agua?

- Estés donde estés yo soy la primera que todos los días aprendo y hago y aprendo, y me gustaría pensar siempre así. Todos los días tengo que aprender a pensar de las personas que tengo ante mí. A veces ves a los padres disfrutar más que a los propios niños. Las obras que escribo son obras de aprendizaje, tienen digamos temario, por eso los padres también aprenden, pues son obras que dan una lección.

- ¿No me dirá usted que da la lección con aquella palmeta que se utilizaba en la escuela incluida para castigar a los que no estén atentos?

- (Risas). No, que va, ni muchos menos. Se trata de transmitir un mensaje, pues la lección nos la damos mutuamente. Yo parto de la enseñanza de un tema concreto, pero no de una lección magistral, y menos para ponerle las orejas de burro al que no se la sepa o darle con la palmeta. Es una comunicación entre el público y yo como autora. Yo les explico cosas y viendo cómo reaccionan sé si les llega el mensaje. Ellos y yo estamos aprendiendo mutuamente.

- ¿De qué va su obra CO2?

- Del cambio climático.

- Tan fuerte es el cambio?

- ¿Usted lo considera importante? ¿Qué opina usted?

- Perdone&hellip Quien pregunta soy yo&hellip

- Ahí está la clave. Para que alguien pueda entender que lo que hacemos afecta a todos, primero debe uno tomar conciencia, y entonces comprenderá si sus acciones son importantes.

- ¡Uff! Es usted muy fuerte. Me deja KO.

- No me extraña. El primer día que entré en este terreno fui yo quien me quedé con la boca abierta. Porque tuve que darme yo primero cuenta de la importancia del cambio climático para después explicarlo a los demás. Hace tiempo era impensable tratar sobre la importancia del agua, ser conscientes de que nos faltaba agua, y sin embargo ahora estamos plenamente sumergidos en esa cultura del agua y plenamente concienciados; ¿por qué no vamos a tener una cultura del cambio climático? Es lo que se dice vivir en la ecoeficiencia.

Fisgoneado en La Verdad.