El Museo de la Ciudad inaugura hoy una exposición que viajará por la Región, Alicante y Madrid.

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Empezó hace varios años, aunque ha querido que su particular homenaje a Miguel Hernández coincidiera con el centenario del nacimiento del poeta oriolano. Afirma que estudió en profundidad su obra; y de ello han ido surgiendo hasta cerca de trescientos bocetos que se han concretado en los treinta y un cuadros que ha pintado Antonio Alarcón Felices para la exposición que esta tarde se inaugura en el Museo de la Ciudad.

«Es que -asegura- soy un auténtico devoto de Miguel Hernández y de poesía, desde hace muchísimos años, desde que lo descubrí. Y fue por casualidad, allá por los años sesenta. Mi admiración ha sido tanto hacia su persona como hacia su obra».

Cada uno de los cuadros es la transformación de un verso o una estrofa hernandiana en un tipo de pintura simbólica. «Desconozco cómo los espectadores puedan interpretar estas obras mías, pero la verdad es que se trata de algo que no me preocupa. Yo he querido dar una visión muy 'sui géneris', a mi manera, de unas nanas, poniendo en ellas todo lo que puedo tener de pintor, si es que tengo algo, y también lo que tengo de persona y de hombre con unas ideas».

La exposición también incluye un retrato del poeta, que «en parte -dice Alarcón Felices- viene a ser la reproducción de algún otro famoso retrato del poeta, en el que se incluyen determinadas recuerdos o poses suyas muy populares». Se trata de un retrato que «me ha costado trabajo y sentimiento, porque en él he querido volcar lo que yo pensaba sobre Miguel Hernández y las circunstancias y avatares de su vida».

Añade el pintor que también le ha costado interpretar simbólicamente esos versos, ya que le han supuesto años de trabajo, aunque, «como ya tenía adquiridos los conceptos, convertirlos en pinturas me ha sido menos difícil de lo que a muchos pueda parecer. Los bocetos no eran la definición clara y exacta de cómo iba a ser cada cuadro, pero me han servido de guía. Yo me conformo con que el conjunto de la exposición ofrezca una visión decente hacia la figura del poeta y hacia mí mismo».

Cada cuadro, un sello

Cada uno de los cuadros aparece marcado por un sello muy singular, en el que se incluye no el destino al que puede ir dirigida una carta, sino el nombre de las ciudades donde nació y murió el poeta y las cárceles por las que pasó, tras la guerra civil. «Para llegar a concretar ese sello tan particular me vi obligado a realizar treinta y cinco bocetos. A veces una cosa que parece muy simple puede resultar muy costosa cuando le queremos inyectar determinados matices o símbolos».

La exposición viajará a otras dieciséis localidades y ciudades murcianas (Molina, Cieza, Calasparra, Yecla…) y alicantinas, (entre otras, Elche, en el Centro de Estudios Hernandianos), y acabará su periplo en la sala que la Fundación Cajamurcia tiene en Madrid.

Olisqueado en La Verdad.

This entry was posted on 2/04/2010 and is filed under , , , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.