La joya de la Murcia 'bien'.
12/28/2009 | Author:

La restauración del Casino recuerda la intensa historia del corazón cultural de la urbe.

2405373

Patio árabe del Casino, donde aún permanecía la fuente que después se eliminó.Un avispado comerciante ofrece su café, en 1848, como casino alternativo.

En las paredes de su patio se emplearon, lámina arriba, lámina abajo, veinte mil piezas de pan de oro, que aún engalanan espléndidos muros recargados con decoración geométrica, junto a arcos de herradura que se alzan hasta la bóveda estrellada cuya luz, en los rigores de la calorina de agosto, daba sombra a una fuentecilla mínima. La descripción podía servir para cualquier rincón de La Alhambra o de cuantas cartujas y fortalezas musulmanas asombraron al mundo. Sin embargo, este patio está en el corazón de Murcia. Su función es recibir a quienes se adentran en el Real Casino de la ciudad, el edificio más visitado de la Región.

El Casino fue inaugurado el día 10 de octubre de 1847. Su primera ubicación fue el palacio del Conde de Campohermoso. Medio siglo antes se había extendido por Europa el movimiento asociativo. Sin embargo, aunque en Murcia hubo antes otros proyectos, como el de un Liceo, no prosperaron. Y después, otros quisieron aprovecharse de la idea. Así, apenas había pasado un año cuando Antonio Guirao, dueño de un café en la plaza de Palacio, anunció en los diarios que inauguraba un «nuevo Casino». El reclamo del avispado comerciante era ofrecer su establecimiento, «con las mismas comodidades que el otro casino; pero sin cobrar nada por hacerse socio».

2405370

Un avispado comerciante ofrece su café, en 1848, como casino alternativo.

Biblioteca inglesa

Superado el vestíbulo, de estilo tardobarroco, una gran galería distribuye las principales dependencias del edificio. A la derecha, la curiosa biblioteca inglesa, de remotos anaqueles donde aún perdura el aroma de otros tiempos y que fue proyectada por una empresa de Irlanda a comienzos del siglo XX. Allí custodia el bibliófilo Juan Antonio Megías, actual y eficaz presidente, hasta 20.000 libros que no pocos problemas han causado a las familias de muchos investigadores, quienes, zambullidos en el apasionante mundo de la rebusca histórica, olvidan comidas y citas, onomásticas y hasta entierros.

El Casino pronto se erigió en centro cultural de la ciudad. Basta una descripción, publicada por el diario nacional La Reforma en 1864, para conocer la ebullición intelectual que se producía entre sus muros: «En la Tertulia Progresista se habla y lee. En los dos círculos republicanos, en ninguno de ellos se juega. Hay un tercer club que huele algo a sacristía». Junto a estos grupos, míticos son los bailes de las flores que congregaron en sus salones a la más distinguida burguesía murciana. O los afamados festivales de esgrima. En 1983, el Casino fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional.

Electrificado

La institución se modernizó al compás de la ciudad. No en vano las riendas de una y otra estaban en las manos de las mismas autoridades. Por eso disfrutaría el Casino de luz eléctrica a partir de 1868, siendo el primer edificio de Murcia que se conectó a la red. Entretanto, tampoco se dudó en apoyar los nuevos festejos, entre los que se incluía el Entierro de la Sardina, o remediar los males de algunas catástrofes, como fue el caso de la Riada de Santa Teresa. Dinero, al menos, no faltaba. Ya en 1847, cuando la urbe apenas era un pueblo con una población que rondaba los 17.000 habitantes, el Casino ingresó más de 3 millones de reales en cuotas de socios.

2405376

Salón de Baile del Casino, con las sillas dispuestas según el gusto de la época, a comienzos de siglo.

El diminuto tocador de señoras, con sus techos decorados con la diosa Selene, antecede al llamado patio pompeyano, de estilo neoclásico, donde una Venus de Planes ha encandilado a generaciones de murcianos. Quizá sólo una persona en el mundo torcería el gesto al recorrer este espléndido rincón: el contratista que lo construyó pues, acabada la obra, al sacar cuentas, había perdido una buena suma.

Setecientas bombillas, en lámparas de cristal de Bacarat, iluminan los rostros de murcianos geniales, cuyos retratos adornan el techo del Salón de baile -la joya del edificio-, junto a alegorías sobre la poesía, la pintura, la música y la arquitectura. Sería complicado resumir en pocas líneas la maestría del trazado de los salones de billar y de té, así como los muchos descubrimientos producidos durante la reciente restauración impulsada por el Ayuntamiento de Murcia. Esto, sin mencionar las partes que se han recuperado, dependencias completas o artesonados antiguos. Cuando en los próximos días abra sus puertas, el Real Casino de Murcia comenzará una nueva época en su historia.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 12/28/2009 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.