Cultura y Tradición a través de Imágenes

El 4 de octubre de 1957, el gobierno soviético, puso en órbita el primer satélite de la historia, se llamó Sputnik I. Cómo la cosa les salió tan bien y dejaba al mundo occidental, especialmente a los competidores americanos, con un palmo de narices en la carrera espacial, el premier Khruschev obligó a lanzar un segundo en un plazo de poco más de un mes. El ‘extra’ de este segundo Sputnik era que iba con un tripulante canino, otro punto para los soviéticos, llamado Laika, que se traduce como ladrador.

Este perro se hizo mundialmente famoso gracias al clamor popular y mediático al conocerse que, debido a las premuras del lanzamiento, no existía mecanismo de regreso para el chucho. Pues bien, todo esto y bastantes elementos novelizados más, lo encontramos en un libro editado por Glenat titulado, simplemente, ‘Laika’ obra del escritor suizo, afincado en Inglaterra, Nick Abadzis.

Abadzis crea un docudrama gráfico muy documentado cuyo plato fuerte es, precisamente, mostrar aspectos desconocidos u olvidados de los inicios de la carrera espacial, sus deficiencias y de cómo la política y la ciencia no suelen ser compatibles. Alrededor los sentimientos de unos personajes que deben obedecer a sus superiores, para sobrevivir, ahogando temores e ideas disidentes.

Algo de historia también tiene el último libro del famoso personaje belga Spirou. En ‘Las aventuras de Spirou y Fantasio: Diario de un ingenuo’, editado por Planeta y realizado por Émile Bravo, el joven botones del Hotel Mosquito se convierte en un supuesto personaje real en el que se basaría su creador Rob-Vel, luego Jijé o Franquín entre otros, para crear vida gráfica.

Bravo recrea a este Spirou como el personaje de sus inicios, un chico ingenuo y valiente en un mundo convulso previo a la Segunda Guerra Mundial con un punto muy cercano a lo que fue Tintín en su momento. Espías y romance, temas que arropan la premisa principal la de un adolescente que se está convirtiendo en adulto. Se trata de una magnífica obra que ofrece un enfoque nuevo a la par que añejo del personaje, forma parte de una serie de libros, fuera de la serie principal, que permiten conocer cómo pueden desenvolverse dibujantes ajenos y de trazo más original. A Bravo, seguramente, le seguirán Schwartz y Yann, Vehlmann y Yoann o Frank Le Gall.

Otro que es un clásico, aunque de la literatura francesa de inicios del siglo XX, dentro de los géneros de aventura y policial, es Gaston Leroux afamado periodista que escribió medio centenar de novelas entre las que se encuentra la muy conocida y versionada El fantasma de la opera. Ahora, readaptado al medio gráfico por el guionista Pascal Bertho y el dibujante Marc-Antoine Boidin, llega ‘Cheri-Bibi’ un personaje que cuenta en su haber con cinco obras literarias.

Editado por Planeta, narra las apasionantes peripecias folletinescas de un duro presidiario, condenado injustamente, que trata de vengarse de aquellos que le privaron de su libertad y mancillaron a su amor platónico, cómo de manera parecida haría el Conde de Montecristo. Se trata de una historia intensa de cariz trágico que resulta muy grata de leer ya que ambos autores realizan una impecable labor.

También, por último, Planeta publica otro libro de autores franceses, y van tres. Christophe Gibelin y Benoit Springer firman la trilogía de álbumes, aquí unificada en uno solo, ‘Tierra de sombras’, cuya temática está marcada por el universo de la espada y brujería con implícitas notas de humor que lastran el relato. La historia narra las desventuras de dos ladronzuelos, uno humano y otro medio pez, que se ven envueltos en una guerra entre reinos con una poderosa bruja que pretende, con engaños, quedarse con todo. El relato del que ya Planeta, hace unos años, había publicado el primer tomo dejándolo inconcluso, resulta un tanto difuso por un lado por la reducción en el tamaño de esta edición, con respecto a la original, y por otro por un guión con saltos e incoherencias argumentales. No obstante la parte gráfica, bastante detallista, salva con creces la carencia de solidez mencionada, especialmente en la ambientación de escenas y el diseño de personajes, convirtiéndola en una obra cuanto menos entretenida.

Paco Olivares.