¡'Acho!' es una palabra murciana tan rica en matices que ni explicándola puede ser entendida por quien no está en el secreto de la clave.

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La familia de Antonio Cerezo lleva asentada en la Región más de quinientos años, por las dos ramas, ambas de extracción huertana. Nacido, criado y educado en el cogollo de la capital, en el callejón de Albudeiteros, no tardó en descubrir las diferencias existentes entre la ciudad y la huerta, el modo de ser y de hablar de ambas sociedades, tan próximas y, a veces, tan distantes. Vio sucumbir el centro de la capital a causa de la construcción de la Gran Vía, derruir palacios y baños árabes, canalizar el río y dar la vuelta a la ciudad como si fuera un calcetín. Es académico correspondiente de tres reales academias: de San Fernado (Madrid), Virgen del Rosario (Granada); y Alfonso X El Sabio (Murcia). L'Ajuntaera le ha elegido este año como Personaje Delustre, galardón que le será concedido el próximo martes en el Palacio Almudí.

- Quedo boquiabierto de su curriculum ¿Es usted un súper hombre?

- Hace años descubrí que el tiempo es lineal para la mayoría de los humanos; pero que puede ser cúbico si se aprovecha por todas sus caras. Para mí, cada hora me ofrece seis posibilidades, que trato de aprovechar al máximo. Lo demás es cuestión de orden, método y disciplina. No tengo más secreto que ese: trabajar a diario, tomar notas mentales y ponerlas por escrito. Por supuesto que no me considero un superhombre, sólo soy un aplicado. Hay que vivir todas las horas como si fueran la última, la definitiva. Mi máxima aspiración es conseguir que de los miles de folios escritos a que usted alude se salve al menos una línea, un verso, un párrafo, una idea.

- Después de haber quedado dos veces finalista del Premio Planeta, ¿tiene pensado presentar otra novela a ese concurso, por si a la tercera va la vencida?

- He quedado finalista en este y otros concursos. En unos quedé en puertas. Otros los he ganado. Hoy tiene más posibilidades de ganar el Planeta la ex de un famoso o la famosa que canta contorneando las caderas o uno que aparezca mucho en televisión contando chismes de alcoba. Los escritores de raza están condenados al exterminio.

- ¿De dónde le viene su afición por el estudio de las palabras autóctonas murcianas?, ¿qué habría que hacer para evitar su desaparición en el uso cotidiano, e incluso para que se introdujese en los informes institucionales de palacio, sean catedralicios o del mundo civil?

- El hombre es un mono gramático. El huertano murciano se expresaba mediante el trabajo de manera muy distinta al menestral murciano. Unos y otros se vieron obligados a inventar y utilizar palabras para expresar lo que hacían. El mundo del agro y del riego, también. El murciano es muy creativo con el idioma, se las ingenia para estar de continuo sacándole punta a las cosas, es muy amigo de filosofar y de buscar el doble sentido con expresiones tan ambivalentes como viendo a ver o a ver si no o por nadie pase. En ningún lugar de España podría oírse a un recién casado decir a otro que tiene a la mujer echá o a una joven decir que un compañero de trabajo tiene la gracia cagá. Estos giros y formas de hablar de Murcia no pueden fijarse en papeles oficiales porque en los papeles oficiales, sean civiles o eclesiásticos, pierden parte de su gracia.¡Acho! es una expresión murciana tan rica en matices que ni explicándola puede ser entendida por quien no esté en el secreto de la clave.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 12/03/2009 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.