Cultura y Tradición a través de Imágenes

Del dibujante francés Baru hablaba hace unas semanas a consecuencia de su libro Un cero a la izquierda editado por Dibbuks. Ahora es La Cúpula quien pone su granito de arena publicando ‘Negro’, una compilación de tres historias que, Baru, realizó entre 1995 y 1998. Si las dos primeras las sitúa en un hipotético futuro, implícita de rasgos de rabiosa actualidad en su momento, la tercera está más cercana a la Irlanda del terrorismo y el odio por motivos de religión a ritmo de Romeo y Julieta del amigo Shakespeare.

Una curiosa amalgama cuyos nexos de unión son la política y el declive social bajo la batuta de un aventajado discípulo de José Muñoz o Jacques Tardi que imprime una gran fuerza gráfica evolucionando hasta obras más compactas y posteriores.

Conocer a Baru es todo un placer visual y ésta es una obra tan buena como cualquier otra de su producción, La autopista del sol o Camino de America, por ejemplo, para hacerlo.

Ediciones Glenat también rescata una obra que estaba, incomprensiblemente, olvidada allende Los Pirineos desde 1979. ‘Sangre Armenia’ es hija del guionista francés Guy Vidal y de uno de nuestros autores más importantes y desconocidos: Florencí Clavé, fallecido en 1998, con una vasta producción desarrollada en Francia.

La obra aquí expuesta tuvo dos versiones en su país de origen, una en color, la de Glenat es en blanco y negro lo que redunda para apreciar, infinitamente mejor, la calidad gráfica de Clavé. Sangre Armenia narra el sometimiento y posterior masacre genocida del pueblo armenio por parte de los turcos durante los albores de la Primera Guerra Mundial, con el silencioso consentimiento de la comunidad internacional. Vidal no convierte la historia en un docudrama farragoso sino que se centra en un momento puntual y, a través de unos protagonistas ficticios, nos introduce de lleno en la parte más explosiva del momento histórico. En definitiva, es de agradecer rescates de obras como esta.

Y seguimos de recuperaciones, aunque esta no tan antigua, me refiero a la serie ‘Powers’ que, en su día iniciara Planeta y, ahora, retoma, gratamente, Panini Comics. Y lo hace con un esplendido volumen que recopila todos los episodios que quedaban pendientes del primer volumen americano, ocho episodios a los que le añaden un extenso bloque de extras con dibujos, bocetos o el texto del guión del primer episodio de este libro.

Powers es una mezcla donde el género policiaco y el de superhéroes se unen para crear buenas historias siempre desde una perspectiva intimista en la que prevalecen los protagonistas como seres con sentimientos y problemas ante otras situaciones más fantásticas o excepcionales. Sorprendente es la historia que abre el libro, totalmente muda, salvo onomatopeyas, donde asistimos a una serie de escenas de alto contenido sexual y descubrimos el verdadero origen de todo el entramado de Powers desde los albores del propio tiempo.

Ganadora de bastantes premios, la serie, es una creación del afamado y talentoso Brian Michael Bendis, autor de títulos como Torso, Jinx o de lo mejor de Sam y Twitch, y del dibujante Mike Avon Oeming con un estilo de dibujo animado a lo Bruce Timm que sin ser un fuera de serie consigue sacarle todo el jugo visual al guión.

Panini también ha editado un título de esos estrambóticos que tanto gustan a los americanos. Si, anteriormente, convirtieron a los superhéroes Marvel en zombies que se comían todo lo que se movía ahora, rizando el rizo, los transforman en monos. Realmente se desarrolla en uno de esos mundos paralelos que evitan problemas en la continuidad del propio universo Marvel por si no interesara, finalmente, al lector. ‘Marvel apes’ lleva por título y hasta allí llega un personaje simiesco poco conocido e intrascendentes de la Casa de las Ideas llamado Gibon, antiguo enemigo-amigo de Spiderman, para descubrir que el paraíso de los monos esconde monstruos. Al relato le sobra mucho texto que lo lastra desmesuradamente. Marvel apes no deja de ser una historia curiosa donde lo mejor, sin duda, es el trabajo del español Ramón Bachs y la galería de portadas paródicas de su anexo final. Una de ellas de nuestro Salva Espín.

Paco Olivares.