Cultura y Tradición a través de Imágenes

Esta semana toca hablar de clásicos sin más preámbulos. Planeta acaba de publicar dos, por un lado inicia la recopilación de tiras diarias y dominicales de ‘Garfield’, ese gato aprovechado, sinvergüenza y glotón que vive con su amo-esclavo, el cándido Jon, creado en 1978 por el americano Jim Davis. Un divertido personaje que ha traspasado fronteras hasta recalar en todo tipo de ‘merchandising’, series de animación televisiva y hasta un largometraje mezcla de imagen real e infografía.

En este primer volumen se recoge un total de dos años de tiras de humor donde descubriremos la imagen primitiva de un Garfield gordo y enorme que, poco a poco, va perfilándose hacia la fisonomía de peluche, más pequeño y redondito, conocida en la actualidad. Un libro con el que pasar un rato divertido y que, al igual que ocurre con Snoopy y Carlitos, también editada por Planeta, sirve para recuperar una de las mejores series de prensa de las últimas décadas.

Otro rescate clásico por parte de Planeta es la serie de cuatro números ‘Jóvenes Titanes’, aunque en este caso no sea un material de primera línea viene a cubrir esa gran falta y desconocimiento de los orígenes de personajes y series que existen dentro de la escudería DC Comics.

Desgraciadamente los guiones de Bob Haney pecan de extremadamente fantasiosos y desarrollo simple, por ello su lectura se hace poco ágil, igualmente, el dibujante, Nick Cardy, hace un trabajo, simplemente, correcto. Para disfrutar plenamente deberemos retrotraernos a épocas más sencillas, en este caso los sesenta, y recordar que la serie estaba orientada hacia un público juvenil, mientras tenemos presente la máxima de que cualquier cosa puede ser factible. Lo mejor, sin duda, llegará en los siguientes volúmenes con la incorporación de otros profesionales más hábiles como Marv Wolfman, Neal Adams o Gil, Kane.

Panini también pone su parte de nostalgia y calidad con ‘Diario de guerra: Hugo Pratt’ que, en tres libros, recopila la totalidad de la obra de este maestro del comic desarrollada en las revistas bélicas británicas de la editorial Fleetway entre 1959 y 1963.

En este caso los guiones pecan de elevado patriotismo ensalzando los valores de los soldados británicos pero sin sensacionalismo gratuito y apoyando el drama humano. No obstante acercarse a esta serie es, inequívocamente, para disfrutar de un Hugo Pratt, aún joven pero con el trazo reconocible y fuerte que satisface las expectativas como aficionado al dibujante italiano y nos alegra como coleccionista porque, por fin, podemos disfrutar de una de las pocas obras inéditas, hasta la fecha, en España.

El último libro ha reseñar no es un clásico, ni reedita material muy antiguo, aunque, por otro lado, el personaje sea todo un icono gráfico. Me refiero a ‘Capitán América: Otro tiempo’ que inicia la recopilación de su quinta serie, iniciada en 2005, guionizada por Ed Brubaker, aclamado escritor experto en género negro que ha sabido incorporar al mundo de los superhéroes esta temática de manera impactante. La huella más clara es, sin duda, la dejada en varias de las series de Batman, Gotham Central o Catwoman.

Brubaker relanza el universo del cruzado americano haciéndolo más oscuro y enigmático mientras juega con todo lo que se conoce del mismo de manera muy respetuosa. Y qué mejor que iniciar la historia con un momento de máximo impacto como es la misteriosa muerte de su mayor enemigo durante décadas, Craneo Rojo, el nazi con el rostro de calavera deseoso de conquistar el mundo.

Varias son las bazas de interés que aporta esta serie, por un lado el intento de dotar de elementos de credibilidad y verosimilitud la historia narrada dándoles tanta importancia a los elementos personales como a los superheroicos, consiguiendo, con ello, no aburrir a un lector que suele esperar, de este género, aventuras ridículas y estrambóticas que no aportan nada. Por otro el plantel de artistas gráficos que dan el contrapunto de calidad final como son, especialmente, Steve Epting, Michael Lark o John Paul Leon.

Toda una historia río que en vez de despejar incógnitas, en su desarrollo, va incorporando, de manera muy dosificada, subargumentos y nuevos misterios y personajes que enriquecen la trama. Aquí se demuestra que remozar y relanzar a un personaje que parecía caduco, con las manos apropiadas, es totalmente posible.

Paco Olivares.