El primer día, tras quitarme el albornoz, empezaron a bajarme los sudores fríos del agobio que tenía. Ahora, después de tres meses, ya no siento ni padezco.
Una de las pesadillas más recurrentes en la historia de la humanidad es aquella en la que uno se da cuenta de que está desnudo en medio de un lugar público, tal como el propio centro de trabajo o un aula de la facultad. Para otros en cambio, esta visión tan aterradora supone una manera bastante cómoda de ganarse la vida. Éste es el caso de Nicolás, un diplomado en Educación Especial, que subsiste como modelo anatómico de Bellas Artes mientras intenta conseguir una plaza de maestro en la Comunidad Autónoma.
- ¿En que momento se te pasa por la cabeza probar en esto?
- No sé. Yo no lo tenía planeado. Una amiga mía se iba a presentar al casting yo decidí acompañarla para echarme unas risas. Finalmente decidí probar y me seleccionaron, tal cual.
- Pero cuando uno se presenta a una prueba como esta sabe a lo que va y debe estar dispuesto a quedarse en pelota picada delante de una clase al completo...
- No sé, yo me planteé que si me cogían, ya veríamos que hacer. Cuando me enteré de que me habían seleccionado me lo estuve pensando unos cuantos días y al final decidí aceptar. La verdad, nunca he sido muy vergonzoso, pero lo de quedarse desnudo delante de un montón de gente imponía. Hoy, sin embargo no me arrepiento.
- ¿Y que méritos te pidieron en la prueba de selección?
- La verdad es que me preguntaron muchas cosas: cuáles eran mis motivaciones para presentarme al casting, si conocía algo del trabajo a desempeñar, si hacía deporte, y sobre todo si tengo disponibilidad suficiente, ya que era muy importante que nos los dejara tirados.
- Entonces el primer día llegas, te pones en medio de la clase y... ¡Fuera albornoz!
- ...Y empiezan a bajarme los sudores fríos por el cuerpo del agobio que tenía. Pero a la hora y media ya estaba tan normal, y ahora, después de tres meses ya no siento ni padezco. Es como si estuviera vestido.
- ¿Y nunca has tenido miedo de tener un pequeño 'accidente' delante de tanta gente? Y donde pone accidente léase erección, claro.
- Con cuarenta personas mirándote a tí sólo es difícil. Todo está en la cabeza y se puede controlar. Lo importante es estar concentrado y no despistarse ni un momento.
- Así que cada semana te convierte unas cuantas decenas de veces en obra de arte. ¿Te han regalado alguna aquellos a los que sirves como fuente de inspiración?
- Sí que me han me regalado algún que otro cuadro y bastantes dibujos. La verdad es que me llevo bastante bien con toda la clase.
- Y no es raro eso de posar tres horas desnudo y luego ponerse hablar tan normal con todos ellos.
- ¡Que va! Esto es más natural de lo que parece. Para mí, muchos de ellos ya son mis amigos. De hecho, entre clase y clase, me saco la guitarra y echamos unos ratillos allí cantando.
- En este trabajo, ¿se liga?
- Todo depende de la actitud que lleves. La verdad es que yo no lo voy buscando pero, sobre todo al principio, hay tonteo porque despiertas un poco de curiosidad, después todo se normaliza. Que alguien se te a acerque es normal. Al final estas expuesto y todo el mundo sabe lo que hay y si le gusta (risas), y no sólo en el plano personal. Por ejemplo, no hace mucho se me acerco una chavala y me dijo si quería protagonizar un corto.
- Después de estar tres horas posando tiene que acabar uno hecho polvo.
- Sí, pero no me importa. Es un trabajo que me gusta. No exige cansancio mental aunque sí físico. A veces acabas con los brazos, las piernas o las rodillas echas polvo. Además, es importante hacer un poco de deporte antes de posar, porque si te plantas allí con el cuerpo frío, los dolores se multiplican. Las peores posturas son las más antinaturales. De todas formas, tengo un pequeño descanso cada 25 minutos.
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