Al fondo, Isla del Fraile y Cabo Cope.
Águilas, como ciudad moderna, surgió del pensamiento ilustrado de Carlos III y sus ministros Aranda y Floridablanca. El Castillo de San Juan se levanta en 1756, debido a la inseguridad que reinaba entonces en la costa.
Su principal repercusión fue la inmediata fundación de la moderna ciudad de Águilas. En aquella época, Lorca buscaba un puerto de salida para los productor hortofrutícolas que producía en su vega, por lo que Águilas constituía la salida natural de toda la comarca. Tras la intervención del conde de Floridablanca, Aranda y Villanueva, entre otros, en 1785 Águilas nació como ciudad portuaria, de trazado rectilíneo, buscando la comodidad y la eficacia ilustrada.
Atrás quedaban las épocas paleolítica, argárica, fenicia, romana y musulmana, que numerosos restos arqueológicos han dejado, y comenzaba una nueva etapa para Águilas: la de su desarrollo a los pies de un castillo, cuyos cañones le daban la seguridad y la protección que en esos momentos necesitaba la ciudad y las gentes que la habitaban.
La costa, el mar, la sierra, la ciudad, su patrimonio, sus gentes y su estilo de vida, han configurado a lo largo de los años el gran atractivo del municipio, que acoge al que lo visita con la hospitalidad que caracteriza a un pueblo abierto al mar. Su castillo se alza altivo sobre las aguas azules del Mediterráneo con reflejos plateados de sus fondos marinos. El sol constituye otra de sus mayores fuentes económicas, ya que sus temperaturas constantes hacen de Águilas un punto de atracción para el turismo.
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