A muchos les gustan las raíces más gruesas; parece que lucen más en la boca, como si te estuvieras fumando un puro, pero están menos dulces.
Antonio Martínez es de esos personajes sacados de la intrahistoria de los pueblos. Para decir su edad, presenta el carné de identidad. En la pedanía murciana de El Raal fue uno de los mejores personajes que interpretó el papel de demonio, en el Auto de Reyes Magos, allá por los años setenta. Desde entonces a nadie se le ocurre llamarle por sus apellidos. Él es Antonio, el Demonio, apreciado y famoso más que el cura del pueblo. Su pequeña pensión se complementa con la venta de regaliz, que realiza andando todas las pedanías de Murcia, y en verano por el Mar Menor.
- ¿Dónde recoge usted el regaliz?
- Bueno que yo sepa sólo tenemos un río, el Segura…
- Ya, por supuesto, pero me aclararé. Usted sabe que hace unos años y para que no tuviésemos tantas riadas en esta zona de El Raal, Beniel, Orihuela y los pueblos próximos a Murcia, fueron quitando las curvas al río quedando un nuevo río, a éste yo le llamo el río viejo, que en realidad está todo cubierto de tierra con árboles en las orillas, muchas matas y muchísimas plantas de regaliz.
- ¿Las arranca usted con las manos?
- Mire, mire que manos llevo (las muestra y los callos están curtidos). Normalmente sí, y hay que hacer mucha fuerzas pues son raíces profundas y a veces se cruzan unas con otras y cuesta un trabajo enorme.
- ¿Son muy largas las raíces?
- Algunas sí, he llegado a sacar hasta raíces de más dos metros de largo; y esas sí que da gusto pues luego puedes hacer muchos trozos y preparar bolsas para venderlas.
- Bueno, algunas parecen verdaderos puros habanos de fumar...
- Pues sí, esos le llaman mucho la atención a la gente y son los que más desean llevarse, pero en realidad los que están más dulces son las raíces más pequeñas, además son más tiernas. Los más gruesos tienen de bueno que lucen más en la boca, parecen que te estás fumando un puro y además duran más tiempo pues les vas mordiendo poco a poco y te cuesta más trabajo sacarles todo el jugo. Por otra parte son más difíciles de arrancar, no sólo por lo gruesos que son, sino porque como le he dicho antes, se suelen cruzar con otras raíces y al tirarles con mucha fuerza se rajan y al final tienes que sacarlos a trozos y encima rajados por la mitad, pero se venden de todas formas.
- Ante tanto trabajo ¿es que no le ayuda nadie?
- En mi pueblo, en El Raal, todos me aprecian mucho y cuando van a labrar un bancal que ha estado tiempo sin plantar nada y han crecido plantas de este tipo me llaman para que las arranque. Quien me ayuda mucho es mi amigo Mariano El Grillo, que muchas tardes cuando termina su trabajo con el tractor le pone los topos para sacar de debajo de tierra muchas raíces y así dispongo yo para varias semanas.
-¿Cómo conserva estas raíces?
- De forma natural. Las pongo juntas en un rincón de mi casa, en la parte más húmeda, y le echo encima sacos de esparto humedecidos para que se mantengan frescas.
- Y luego, a cargarlas…
- Las preparo en bolsas de plástico, cortadas en trozos de unos cinco centímetros. Todo muy limpio y muy higiénico, y voy a las fiestas de los pueblos para venderlas. Normalmente me echo a las costillas un saco de unos treinta kilos y lo que sobre, pues de nuevo para casa.
- Sabrá usted que son plantas medicinales…
- Sí, por supuesto. De aquí sacan los caramelos de regaliz, también medicinas para los resfriados. Quienes más me compran son los niños y las personas mayores que quieren dejar de fumar; y yo soy barato, por una bolsa bastante repleta les pido un euro, y si veo que son personas que están como yo, no muy sobrados de perras, pues hasta les doy dos por un euro, o se la regalo.
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