Luis Ayala y Marcos Sicilia.
No hay mucho tumulto un viernes por la mañana en un Almendricos más ventoso de lo habitual. Es pedanía lorquina pero el 80% de su población no se siente así. Es lo que manifestaron ante notario en una votación popular organizada por la plataforma que defiende la independencia de este pueblo que durante años vivió a expensas del tráfico ferroviario con Almería, las minas, el esparto y la agricultura. Ésta última actividad sigue siendo el eje principal de la economía de la diputación, al igual que ocurre en la mayor parte del término municipal.
Almendricos es frontera de las vecinas localidades de Puerto Lumbreras y Pulpí, y a través de las carreteras que conducen a ambas poblaciones se puede llegar a la pedanía. Optamos por hacerlo por la carretera de Pulpí atravesando La Escarihuela y La Campana, por aquello de que el paisaje rural tiene algo que aún no han conquistado las autovías. Las casas, la mayoría de planta baja, se distribuyen formando una planta cuadrangular del núcleo urbano, al modo de los campamentos romanos. Con tanto cruce, las señales de Stop y Ceda el paso son imprescindibles.
En la actualidad, residen en el pueblo 861 varones y 832 mujeres. Se calcula una densidad de población de 30, 7 habitantes por kilómetro cuadrado. Esto significa un importante crecimiento en las ultimas dos décadas. Son gentes amables, hospitalarias y con bastante buen humor. Sólo parece cambiarles el semblante cuando se les alude a su pertenencia al Ayuntamiento de Lorca.
Luis Ayala es profesor y tiene muy claras sus ideas segregacionista. «No tenemos ningún problema con Lorca, pero es que no nos sentimos lorquinos. No somos blancos ni azules. Vivimos a treinta kilómetros de la capital y no gozamos de todos los servicios que podríamos tener si fuésemos municipio propio. Si hacemos cálculos, por habitante a nosotros nos correspondería mucha mayor inversión de la que se está llevando a cabo. Lo que nos gustaría es que los vecinos de Almendricos tuviésemos más participación en las cuestiones que afectan al pueblo. Por ejemplo, el Ayuntamiento nos tiene olvidados en materia deportiva. Si nosotros tuviésemos nuestro presupuesto, podríamos atender mejor las necesidades en esa materia, así como en el resto».
Mientras Luis expone sus argumentos junto a un crucigrama en la barra del centro social, una vecina le escucha atentamente. También quiere opinar, quiere decir que «estamos olvidados en las comunicaciones. El tren pasa muy pocas veces al día ahora en invierno, y tampoco hay fluidez en los autobuses. No estamos bien comunicados en cuanto al transporte público».
La tertulia se amplía. Marcos Sicilia es asesor: «Por lo que venimos contando de las comunicaciones. Ahora se han aprobado cinco millones para formar a desempleados, pero los parados del pueblo tienen que recorrer 30 kilómetros todos los días para poder asistir. Desde allí, esto no se percibe».
Tenemos agua más cara y de peor calidad que en la huerta lorquina.
El paisaje de Almendricos bien merece una o mil visitas. Conserva el encanto de pueblo y, afortunadamente, las nuevas edificaciones se han hecho guardando la estética tradicional, al menos en lo que a tamaño se refiere. Como ocurre en otras pedanías, Almendricos no se está convirtiendo en hogar de acogida de extranjeros. No por falta de atractivos, más bien por los problemas de planeamiento urbanístico. «Se da la situación de que en todas las pedanías menos en esta el Plan General reservaba zonas de huerta en las que se permite la segregación de parcelas a partir de los 5.000 metros. Aquí no, con lo cual hay familias que tienen parcelas u que no pueden dividir el terreno. Por lo tanto, hay muchos solares sin construir por esta causa. Así es difícil vender parcelas porque no está permitida la partición», apunta Marcos Sicilia.
El omnipresente problema del agua no falta tampoco en Almendricos. «Es agua de muy mala calidad. Se extrae de pozos muy profundos con alta salinidad y además es más cara. En la huerta de Lorca el agricultor paga 23 céntimos por cada metro cúbico: aquí se están pagando más de cincuenta céntimos. Tampoco tenemos dotación del trasvase Tajo-Segura».
No todo son quejas. «Hemos mejorado en sanidad, pero faltan inversiones en Cultura. También nos alegra que vayan a abrir un cuartelillo».
Número de habitantes: 1.693.
Superficie: 55.050 kilómetros cuadrados.
Parajes y lugares: Venta Ceferino, Rambla del Puerto, El Rincón y Las Ramblillas, El releño, Redón, Los Secos, Pelille, El Jurado, Las Lomas, Los Cartageneros, Carrasco de Arriba, Casa Blanca, Cabezo Negro.
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