Un agricultor ecológico de Galifa afirma que plantas de tubérculos dan verduras de la variedad cherry en su huerto.
No le pidas peras al olmo, pero pídele tomates a la patatera. Consciente de que es un hecho insólito, pero con la convicción de que es una evidencia que la ciencia acabará acreditando, el agricultor cartagenero Raúl García puede convertirse en el causante de que el célebre refrán tenga desde ahora segunda parte. Porque asegura que, en el huerto ecológico con el que se gana la vida en la diputación de Galifa, de varias plantas de patatas han nacido tomates.
Todo comenzó la primera quincena de septiembre, cuando Raúl sembró junto a sus tomateras una plantación de patatas rojas ecológicas. Insiste una y otra vez en que lo hizo «sin utilizar injertos».
«Los primeros días todo iba normal, pero durante las últimas semanas me di cuenta que de las patateras no sólo salían patatas, sino pequeñas ramificaciones con tomates cherry. Es la primera vez que ocurre y estoy muy sorprendido», dice.
Las matas están entre naranjos y limoneros, y a escaso medio metro de unas tomateras. Según pudo comprobar ayer un redactor y un fotógrafo de La Verdad, los aparentes tomates nacen de la planta.
«No es un injerto»
El aspecto de las patatas y de los tomates es muy distinta. Estos últimos tienen un volumen muy pequeño, como el de una canica. La piel tiene la textura y el color verdoso de un tomate por madurar.
«Realmente son como tomates de la variedad cherry. Son muy pequeños y verdes, pero cuando llegan a madurar saben muy bien», comenta Raúl para despejar dudas sobre los efectos de la maduración en esta aparente verdura.
La explicación que el hortelano da a su hallazgo es que se trata de un proceso de polinización. «Un biólogo me ha dicho que, seguramente, algún insecto, tal vez una abeja, ha podido llevar la semilla de un tomate desde la flor de una tomatera a la de la patatera. Sé que suena raro, pero yo no he hecho ningún injerto. No es algo que yo haga con las patatas», relata.
Raúl partió ayer en dos varios tomates y, a simple vista, también parecía ser lo que él decía.
Raúl García está dispuesto a abrir su finca a los científicos para que determinen si está en lo cierto y se trata de una fenómeno único y de consecuencias insospechadas para la industria agroalimentaria. Raúl lanza el reto: «¿Tubérculo o verdura?».
«Aunque sean de la misma familia [Solanáceas], de una planta de patata no puede salir un tomate». Así de tajante se mostró ayer el director de la Escuela de Agrónomos de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), Pablo Bielza, consultado por La Verdad. En su opinión, quizás todo se debe a una confusión. «El fruto de la planta de la patata, que no el tubérculo porque éste sólo nace bajo tierra, es muy parecido a un tomate. La causa es que es de la misma familia», comentó. Y añadió, con cautela: «Se podría lograr un tomate con un injerto en la raíz, pero dudo mucho de que este agricultor haya hecho esta operación. Es muy complicada».
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