El artista cartagenero inaugura en la Sala El Martillo de la CAM la exposición 'Materia y forma', en la que se aparta de la temática religiosa.

2624976

Para Juan José Quirós, quien anoche inauguró una exposición de 38 esculturas, bajo el título 'Materia y forma', en la Sala El Martillo de Murcia de Caja Mediterráneo (CAM), «cada obra es como iniciar un viaje que no sabes a dónde te puede llevar»; y lo importante es que la obra de arte «sea capaz de seducir o de comunicar, pero que nunca deje indiferente». A la inauguración asistió el presidente territorial de la entidad financiera, Ángel Martínez, y otras personalidades del mundo de la política y la cultura.

-¿Es ésta su mejor y más completa exposición?

-Si es la mejor, es algo sobre lo que no me pronuncio, porque no soy quién para decirlo. Sobre si es la más completa, pudiera ser, porque aporto una serie de obras desconocidas que pueden dar una visión más amplia de mi trabajo.

-¿Qué es lo principal, lo que le interesa?

-Marcarme un camino artísticamente honesto. Hay quien ha dicho repetidamente que sólo he sido un fiel seguidor de uno de mis maestros, Sánchez Lozano. He sido un fiel seguidor y un gran admirador de un escultor con unas formas y unas tallas exquisitas. Para mí la escultura también es ir descubriendo, es un campo de inquietudes constantes.

-¿En qué momento se encuentra ahora su obra artística?

-Diría que en un momento de cambio; pero, como acabo de decir, sin renunciar a nada, porque esto supondría un engaño a mí mismo, como una falsedad a todo lo anterior. Pienso que estoy penetrando por otros caminos, cambiando hacia unas formas más liberadas, de más fluidez y soltura. Veo mi obra como más original, que se va distanciando de las que ya he realizado, pero apegada a mis principios.

-Usted parece ser autor preferente por las esculturas de pequeño tamaño; ¿acaso porque las de gran tamaño encierran más dificultad?

-Creo que, con determinadas obra de gran tamaño que he realizado recientemente, queda demostrado que no es así. Puedo manifestar mi sensibilidad artística de un modo u otro. También tengo que decir que mi dedicación a las obras pequeñas no es una obsesión, sino un modo de perfeccionar las formas, en un momento determinado. A veces, el uso del barro en la figura de pequeño tamaño puede convertirse en una filigrana, que no siempre se puede lograr con otros materiales, ni con figuras de grandes dimensiones.

-¿Pretenden sus esculturas transmitirnos algún mensaje especial?

-Lo que siempre intento es ser yo mismo, transmitiendo un lenguaje de paz, tan necesitada en estos tiempos convulsos, y en una sociedad que nos induce hacia metas y formas incomprensibles. Siempre busco la paz con mis obras y mis formas.

-Sin embargo, con esta exposición parce que usted da carpetazo a su trayectoria dentro del mundo de la escultura religiosa.

-Esto no es así. Yo cambio de temática y en el trato más suelto que doy a las figuras. Es algo lógico, si de verdad me encuentro inmerso en un proceso de avance, al que creo que no puede renunciar artista alguno. Pero tengo que insistir en que yo no renuncio a mis principios, ni a mi obra anterior. Me atengo a esos principios y, si tengo que volver a la escultura religiosa, lo haré sin avergonzarme, con la misma satisfacción que he sentido hasta ahora. Cada tipo de escultura tiene sus necesidades, porque unas precisan de más barroquismo y otras, como las que hay en esta exposición, ofrecen nuevas impresiones porque es necesario que sea así. Si quiero hacer una escultura distinta, como la que ahora hago, que no está asignada a personajes, ni a mito alguno, creo que en ella tiene que predominar la generalidad y la sencillez en los rostros. No debo realizar estas esculturas con el rostro de una Virgen Dolorosa, ni con unos adornos adaptados a una imagen religiosa. Sí mantengo, porque se trata del modo más entrañable de manifestarse la persona, la mirada perdida. La mirada siempre es fuente de inspiración. La mirada es única y conmovedora, algo a lo que no se puede renunciar; algo que hay que plasmar, aunque sea mirando al vacío, con la máxima belleza en cualquier gesto humano. Mis rostros no tienen ojos, no son más que intenciones, pero que miran hacia todas partes.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 12/01/2009 and is filed under , , , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.