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Antonio Alcaraz nació en la pedanía murciana de Espinardo, pero las necesidades de la vida y las circunstancias de la historia le obligaron a emigrar junto a su familia de origen, si bien volvió a su tierra natal para reencontrarse con su propia historia y formar su familia. Tuvo como gran maestro al escultor Antonio García Mengual, con quien trabajó durante varios años en el arte de dibujar y de modelar el barro. Se ha ido convirtiendo en autodidacta y, aunque ha manejado a la perfección otras técnicas artísticas, se ha centrado en la pintura y concretamente fijando su pincel en el toro como centro de todo cuanto sale de su historia pictórica. También ha trabajado la imaginería salzillesca trasladada al lienzo.

- ¿De dónde le viene a usted la afición por los toros?

- Los primeros toros que realicé eran de cartón, los modelaba y trabajaba cuando tenía unos diez años de edad; y modestia aparte creo que quedaban bastante bien, pues se vendían mucho, por lo que puedo decirle que desde la niñez la figura del toro me ha atraído; tenía y tiene un algo especial que me atrapa y subyuga.

- ¿Qué tiene de especial el toro?

- Es una mezcla de muchos mensajes que puede transmitirte, y precisamente no mensajes negativos o de rabia. En el establo tienen una nobleza y un poderío único, y si están sueltos o en el ruedo también emiten mensajes aunque estos sean diferentes, pero también positivos y nobles.

- Se dice que del cerdo, hasta los andares ¿Diría usted lo mismo del toro?

- Pues creo que sí. El dicho popular creo que se puede aplicar a ambos animales, pues del toro en su conjunto me atrae todo y a su vez cada una de sus partes del cuerpo, y entre ellas sobre todo la cabeza, la cara. Aunque si se ha fijado usted bien, raramente se le pintan las pezuñas, pues es normal que se le pinte en mitad del campo o en acción en una corrida de toros y con la tierra suele formarse como una pequeña bruma que cubre las pezuñas.

- ¿Cómo le ve usted en el ruedo?

- En el ruedo el toro participa en una danza; es como un baile que se establece entre el toro y el torero o todos los personajes que intervienen en una corrida y él. A su vez es una experiencia muy intensa de colores y movimientos. El torero es muy coqueto, esbelto con su capote que se sitúa frente a un animal bravo, enérgico y que también tiene sus propias formas de danzar frente al torero.

- ¿Deben tener algo especial los cuernos?

- El toro debe estar siempre bien dotado. Su especial atractivo está en la cabeza, en la expresión de la mirada, e incluso por supuesto en la misma forma de los cuernos. Deben estar bien puestos pues es la expresión máxima de su poderío.

- Perdone que no entienda mucho de cuernos ¿Cuándo puede decirse que los lleva bien puestos?

- Unos cuernos bien puestos en el toro están dirigidos hacia delante, estos son los que prefieren los toreros para danzar ante ellos; pero hay infinidad de clasificaciones de cuernos, y de toros según sus cuernos: de broche, playeros, cornicortos, corniviscos, etcétera.

- ¿En qué piensa usted cuando empieza a pintar la cabeza de un toro? -Debo tenerlo todo bien meditado e irlo reflexionando internamente durante varios días. Suelo empezar por el centro de la testa y a partir de aquí construyo ya el dibujo, y según quiera transmitir el mensaje de un toro sereno o en otras ocasiones inquieto, en otros casos puede transmitir clemencia con la mirada ante el torero que va a matarle, etcétera.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 2/25/2009 and is filed under , , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.