La modernidad acabó con ellos.
2/13/2009 | Author:

La Fuente del Oro fue abandonada y el lavadero público derruido en 1966.

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Fachada del edificio.

Todavía quedan en la ciudad muchas personas que recuerdan el lavadero público que estaba situado junto al río Guadalentín, al final del Carril de Caldereros, en la antigua calle de los Caños de Cerón (actual avenida. de Santa Clara). Y lo más probable es que, en esos viejos recuerdos archivados en la memoria, haya un pequeño hueco para la antigua tradición de la noche de San Juan, allá por el mes de junio, en que mientras pululaban las hogueras en las calles, mucha gente acudía hasta la cercana Fuente del Oro para echarse agua, a modo de baño. Se atribuía a ese remojo la facultad de dar salud para todo el año, y especialmente contra las enfermedades cutáneas.

Ambas instalaciones cayeron víctimas de la modernidad que supuso la llegada del agua del Taibilla a la ciudad en el año 1955, y la posibilidad de que cada familia contara con agua corriente en su domicilio. No fue algo que sucedió de la noche a la mañana pero, tanto la Fuente del Oro, o Caños de Cerón, que era uno de los lugares de la ciudad en que se podía coger agua para llevar a las casas y, además servía de abrevadero para los animales, como el edificio con cierto aire moruno en su arquitectura exterior que albergaba al lavadero, fueron perdiendo utilidad hasta que este último se derruyó, para edificar las lonjas municipales, y la fuente quedó abandonada.

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Interior del lavadero.

Este conjunto hidráulico que proporcionó importantes servicios a la ciudad durante muchos años, tuvo orígenes antiquísimos que, como dicen los estudiosos, en el caso de la Fuente del Oro posiblemente se remontara a la época musulmana, aunque la primera cita documental aparece en el privilegio del rey Alfonso X, en el año 1269, por el que concede las aguas de dicha fuente al concejo lorquino.

La fuente era el punto final de una presa subálvea, construida aguas arriba del puente de San Cristóbal, a la altura de La Peñica, que recogía aguas del Guadalentín y por una conducción subterránea las llevaba hasta el pie de las murallas de la ciudad, en la actual calle de Los Pozos. Allí, de acuerdo con recientes hallazgos arqueológicos al sacar a la luz los restos de la muralla medieval, han quedado al descubierto las canalizaciones y lo que debió ser una de las puertas de la ciudad, denominada, precisamente, Puerta de la Fuente del Oro o Puerta Nueva. Hay que suponer que la fuente estaba protegida por la muralla en unos tiempos en que las incursiones enemigas eran habituales.

Las instalaciones de la Fuente del Oro sufren daños con cierta frecuencia, en especial con las grandes riadas del Guadalentín, como la llamada del Diluvio de 1568, o las de 1691 y 1701, por lo que deben de ser repetidamente reparadas. Incluso, hay constancia documental de que en 1736 se llevaron a cabo importantes obras para recrecer la presa subálvea y aumentar el caudal. Es entonces cuando el regidor Juan Antonio García Serón propone la construcción de un abrevadero y un lavadero, y el Ayuntamiento encarga un informe al arquitecto Jaime Bort Milia que estaba realizando las obras del Puente Viejo y portada de la catedral de Murcia.

Desechado un proyecto de Juan de Uzeta de llamativa decoración con las imágenes de San Clemente, San Indalecio y San Antonio, fue finalmente Bort quien lo ejecutó en 1741, aunque sólo se mantuvo en pie sesenta años.

La fuente fue destruida en la famosa riada de 1802 con ocasión de la rotura del Pantano de Puentes. Quince años después se reconstruyeron las obras con tal acierto que daba el mismo caudal de agua y resistió grandes avenidas. Hasta que la riada de octubre de 1973 la destruyó por completo y la dejó tal y como aparece ahora.

En cuanto al lavadero, que se nutría del agua de la fuente, el historiador Javier Pérez Rojas señala que «era una obra de cierta singularidad al enfatizar el aspecto arquitectónico. El conjunto fue obra del maestro de obras Julián Pérez Chirinos pero, a raíz de las inundaciones de 1879, fue restaurado por el maestro Lázaro Miñarro, tal como nos lo recuerda el diario 'La Tarde de Lorca' de 1930».

La planta inferior, por debajo del nivel del suelo, tenía varios pilones rodeados de arcadas de piedra y mampostería sobre los que se asentaba el nivel superior donde se tendía la ropa. Constaba, además, de un pabellón de entrada para servicios varios o vivienda de los guardas, con una fachada de estilo hispanoárabe, siendo este lavadero uno de los pocos de un estilo concreto y el mejor de la provincia de Murcia. Este lavadero sufrió una importante reforma en 1928, y así se mantuvo, cumpliendo su función, hasta que fue definitivamente derribado en el año 1966 para construir la Lonja Municipal, que ya no existe. En 1989 se iniciaron los trámites para la declaración de La Fuente del Oro como Bien de Interés Cultural.

Más recientemente, en 1992, un nuevo proyecto urbanístico municipal contempló la reforma de esta zona, en el que se pretendía rehabilitar este importante monumento hidrológico. El solar se cubrió hace tiempo de tierra y ahí está sin que por el momento se haya concretado a nivel municipal qué se va a hacer con él y, de camino, con los restos de la histórica Fuente del Oro.

Fisgoneado en La Verdad.

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