El cine, en manos de una multinacional, echó el cierre de un día para otro y sin previo aviso. Esto nos llevó a manifestarnos en la puerta durante varios meses.

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Que en la era de Internet una sala de cine eche la persiana no es, precisamente, algo fuera de lo común. Sin embargo, la crisis de espectadores que sufre en estos momentos la industria del celuloide no es, tampoco, algo nuevo. Buena prueba la constituye el mítico Teatro Circo Villar que, ante las pérdidas, tuvo que bajar el telón para siempre un 31 de enero de 1984. Antonio Paredes pasó en su sala de proyecciones más de media vida, cambiando los rollos de película que hicieron soñar a varias generaciones de murcianos. Ahora, a sus casi 75 años, asiste con cierta nostalgia a la próxima reapertura de este ilustre edificio esta vez, como centro de artes escénicas.

- ¿Cómo llegó a la cabina de proyección?

- Pues, empecé de meritorio -lo que la mayoría de la gente entiende por aprendiz- hace ya 60 años en el cine Rex, gracias a unos familiares que trabajaban allí. Finalmente, aquello me gustó y decidí sacarme el carné de operador cinematográfico.

- ¿Carné?

- Sí, para poder trabajar en aquella época como operador tenías que hacer un examen ante el gobernador civil sobre cuestiones técnicas. Entonces, en 1955 y con el carné ya en la mano, entré a trabajar en el Teatro Circo Villar.

- El Teatro Circo acogió en sus inicios diversos espectáculos como combates de boxeo, pero mientras que usted trabajó allí sólo funcionó como sala de cine, ¿no?

- La mayor parte del tiempo sí, pero de vez en cuando se suspendían las proyecciones para organizar otros espectáculos, por ejemplo, combates de lucha libre americana. No hay que olvidar que su propietario de aquel entonces, don José Iniesta, también gestionó durante un tiempo el Teatro Romea. De hecho, cuando acababa la función en el Romea, don José cerraba las puertas del cine y hacía pases privados para que las artistas pudieran relajarse. Una noche llegamos a tener en el patio de butacas a la mismísima Lola Flores. El problema es que los operadores no siempre cobrábamos esas sesiones que se extendían, a veces, hasta las cinco de la mañana. Por eso, le echábamos un poco de cara y bajábamos a pedirle una propinilla a este público tan especial.

- ¿Las salas de cine funcionaban entonces mejor que ahora?

- Lo que sí es cierto es que en aquella época las colas eran enormes y los cines estaban a rebosar. En el Teatro Circo se apiñaban, a veces, hasta 3.000 personas, unas encima de las otras, y montaban unos barullos tremendos cada vez que pasaba algo emocionante. No obstante, lo del bajón de espectadores en las salas no es nada nuevo. Primero la televisión y después el vídeo fueron reduciendo, la afluencia de público. Y todo ello sin contar que la aparición del 600 hizo que muchos decidieran pasar de las películas e irse a la playa.

- Supongo que todas las películas vendrían ya censuradas de Madrid.

- No se piense. dentro del Teatro Circo había un pequeña sala con unas 20 butacas conocida como el pequeño Rex. Allí mi jefe visionaba los diferente rollos para distribuirlos posteriormente entre las 23 salas de las que era propietario. Sin embargo, por allí también se dejaban caer también el censor y gente del clero para cortar aún más el metraje.

- ¿Cómo se sintió cuando el Teatro Circo proyectó el The End por última vez?

- Pues la verdad es que me cayó como un jarro de agua fría porque, yo pensaba que, prácticamente, iba a morir allí. Además, el cine, en manos ya de una multinacional, echó la persiana de un día para otro y sin previo aviso. El mismo 31 de enero de 1984 la dirección nos comunicó que, a partir de aquel momento, la sala no volvería a abrir sus puertas. Los trabajadores la plantilla estuvimos manifestándonos en la puerta del Teatro Circo durante varios meses. Yo por suerte, después de estar media vida trabajando como operador, puede conseguir un empleo como vendedor de libros, eso sí, después de pasar 8 meses en el paro.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 2/17/2009 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.