El Carnaval de la Noche es para disfrazarse de lo primero que se pilla, aunque sea una sábana blanca con dos agujeros. La verdad es que no sé todavía qué me pondré.

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Esta aguileña de 30 años ha cumplido el sueño de su vida: ser Musa del Carnaval. Todavía mantiene la inocencia de aquella niña que quería ser algún día una princesita de un cuento de hadas. Ya lo ha conseguido. Es la candidez de un desfile que no le asusta. Otra cosa es subirse al escenario. Le preocupaba el Cambio de Poderes, el inicio de su reinado, la primera puesta en escena de la nueva Musa, una prueba que superó el pasado sábado con sobresaliente. Su presentación fue espectacular. Nadie se esperaba que detrás de ese lienzo blanco apareciese la mujer morena que tantas veces retrató el pintor Julio Romero de Torres. Y como si de una de sus ejecuciones se tratara, la modelo del cuadro tomó vida en la persona de Julia de Haro, la Musa del Carnaval. Se mostró con hechuras de bailaora. Traje de cola con volantes, peineta en su cabellera morena y los brazos en jarra, qué más se puede pedir.

- ¿De verdad era el sueño de su vida ser Musa del Carnaval?

- Sí, siempre he creído en los cuentos de príncipes y princesas, de hadas, y la Musa del Carnaval es un personaje que se acerca mucho a una princesita de cuento. Creo que es el sueño de muchas aguileñas.

- A la Musa, ¿también le afecta la crisis?

- Mi traje no es ostentoso. Va mucho con mi personalidad y, en ese sentido, no he mirado lo que me iba a costar. Me he gastado lo que me tenía que gastar, ni más, ni menos, sino lo que he necesitado.

- En la gala de Cambio de Poderes iba como se suele decir: ¡Divina de la muerte!

- Muchas gracias. Soy muy corriente, pero cuando llegan momentos como éstos me gusta arreglarme mucho. Soy la cara y la cruz de mi propia vida.

- En el Carnaval de la Noche, ¿también será una musa con glamour?

- No, no. El Carnaval de la Noche es para disfrazarse de lo primero que se pilla. Todavía no sé qué me pondré de noche, y no es una cosa que me preocupe. La improvisación siempre ayuda mucho, aunque sea una sábana blanca con dos agujeros.

- ¿Tiene ya redactado el pregón?

- Sí, pero no se lo voy a contar (risas). Es personal e intransferible. Ninguna otra persona podría leer mi pregón, es lo único que le puedo decir de él.

- ¿A quién le gustaría encontrarse a su lado como pregonero?

- Me da igual. Es una de las cosas que menos me importan de todo lo que va a rodear mis intervenciones. Es nuestro día y nuestro momento. Si fuera en otro acto, tendría más curiosidad, pero estoy tan emocionada con mi pregón, que el acompañante es lo de menos. El balcón es un acto muy importante y saludar a todo tu pueblo desde lo alto será increíble. No me va a afectar quien venga.

- ¿Cómo lleva lo del miedo escénico?

- No tengo, si le soy franca. El desfile no me preocupa porque sé lo que es. Me preocupaba más el cambio de poderes. Era más inquietante, pero salió todo perfecto. Es más complicado porque tienes que aprenderte una actuación y hacerla bien sobre el escenario. Aunque ya ha pasado, puedo decir que sí, en cierto modo tengo miedo escénico (ríe).

- ¿Ha ensayado todo lo que se le viene encima estos días?

- Sí, lo hemos preparado bien. Sólo puedo decir que cada uno aportará una novedad particular de su personalidad y la de su propio personaje.

- El año pasado se presentó a Musa y no salió. ¿Cuántas veces pretendía concurrir hasta conseguirlo?

- No muchos. Lo iba a intentar unos años, por supuesto. Esto no iba a ser llegar y besar el santo, pero tampoco pensaba en presentarme eternamente. Puedo decir que me he quitado un peso de encima, aunque, por otra parte, me dará lástima no poder presentarme otra vez.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 2/21/2009 and is filed under , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.