Molina Sánchez, esperanzado tras comunicarle el director general de Bellas Artes que la sede «estará en el edificio de las Agustinas, cerca del Museo Salzillo» El pintor protagoniza el 'Calendario 2009' de Pictografía, que será presentado hoy.
-Gloria sí que es un ángel, la pobre criatura...
Lo dice sonriendo entre tristezas el pintor José Antonio Molina Sánchez (Murcia, 1918), envuelto por completo en una manta y tumbado cómodamente, junto a sus dolencias y recuerdos, al lado de la pequeña galería acristalada de su casa de Murcia, en la que está convaleciente de otra operación de cataratas y en la que se amontonan los recuerdos personales, la nostalgia, la soledad y la fe en la pintura, que le devuelve la vida cada mañana.
Gloria, su asistenta suramericana, lo cuida con un esmero entrañable, y él lo agradece con la cortesía que lleva cultivando toda su vida. Cuando Gloria no quiere que se le hagan fotografías sin antes peinarlo y que se ponga una solemne chaqueta negra, el pintor ríe abiertamente: «¡Quiere que salga guapo a toda costa, a mi edad...!». Y ni se pone la chaqueta, ni se deja peinar. Tampoco sonríe ante la cámara, que asiste expectante a sus esfuerzos para ponerse en pie. No hace mucho, una infección de orina le robó otra buena porción de fuerzas, pero él no se queja: «Yo era un crío delgaducho, muy poquita cosa, y sin embargo aquí estamos...».
Está ansioso por volver a pintar, le desespera la idea de no poder volver a hacerlo: «En cuanto me recupere de la operación y me pongan las gafas nuevas para ver qué tal veo, pintaré todo lo que pueda, sentado, pero estaré contento...». No es un capricho: «Pintar me ayuda a vivir, no me imagino viviendo de otro modo que no sea pintando, ¿para qué?».
Se dice a sí mismo y lo aconseja a los demás: «Hay que tener paciencia, para todo en la vida hay que tener paciencia, porque la vida es muy hermosa si no nos empeñamos en estropearla con prisas y con maldad».
Habla muy pausadamente. Se cansa. «Dispongo ya de muy poco tiempo», dice, por lo cual le ha hecho enorme ilusión recibir la noticia que le ha dado Enrique Ujaldón, director general de Bellas Artes: «Me ha dicho que la sede de mi fundación, ¡por fin!, estará en el edificio de las Agustinas, cerca del Museo Salzillo. Ahora, después de una larga espera, estoy más tranquilo. No quiero morir sin ver en marcha mi fundación, que es para el disfrute de los murcianos».
Soledad
Hoy tiene previsto asistir a la presentación del Calendario 2009 de Pictografía, que él protagoniza con sus obras. Algunos de los ángeles que en él aparecen cuelgan en las paredes de su casa, junto a fotografías de Amparo, su mujer, de la que enviudó hace unos años que han ido transcurriendo en un mar de soledad: «Quedarme viudo fue tremendo y lo sigue siendo... Fuimos muy felices, la quería muchísimo. Su presencia era única y la soledad en la que me dejó pesa día a día». Fue como un disparo en el corazón, una caída al vacío por la que él vaga aferrado a sus creencias: «Lo que manda Dios hay que aceptarlo y seguir adelante. Yo quiero vivir hasta que Él disponga, porque cada cosa tiene que ser a su debido tiempo».
0 comentarios: