Para montar a caballo debe haber 'feeling' entre jinete y animal.
Pilar Lozano ya la armaba en su casa familiar de Molina de Segura con sus hermanos por adueñarse de todos los caballos que formaban parte de los grupos de juegos y juguetes infantiles que los Reyes Magos dejaban para toda la familia; y si la llevaban a la feria difícil era sacarla de los caballitos de cartón que no paran de girar sobre sí mismos; pero realmente cuando dejó pasmados a los familiares y se lo puso difícil fue a su novio, Andrés -también molinense-, ocurrió cuando al pedirles los familiares del novio el consentimiento familiar a los padres de Pilar para contraer matrimonio, ella sólo puso un reparo: debían haber caballos en casa, y desde hace más de quince años les une la crianza de caballos, además de dos hijos, una gran felicidad y muchos amigos.
-¿Es difícil montar a caballo?
-Se aprende sobre todo a base de práctica, esto es lo esencial. Hay que entender al caballo, y él te tiene que entender a ti. Vamos, que debe haber como un buen feeling entre el jinete y el animal. En realidad, el caballo es superior al hombre, tiene mucha más fuerza, es más veloz y con un grado de intuición muy desarrollado; pero a pesar de esto la relación del hombre o de la mujer con él debe ser de dominancia. Eres tú quien monta encima de él y le diriges los pasos, él debe entenderte y caminar en buena armonía contigo siguiendo tus órdenes.
-¿A qué se debe pues cuando se revela, y no obedece?
-Simplemente porque hay algo que no quiere hacer, le estás obligando a realizar una tarea y esa tarea puede ser hasta peligrosa para ti mismo; además él debe entender bien tu lenguaje, debe entender con facilidad qué es lo que le estás transmitiendo, y a su vez tú debes entender sus movimientos, y pensar que algo hay que entorpece la comunicación entre ambos.
-Ahora entiendo. Entonces por eso muchas veces le habláis al oído y le dais unas palmaditas en el lomo. ¿Hay qué mantener mucha conversación con ellos?
-(Risas). Normalmente se les dirigen algunas palabras o un saludo cuando se entra al establo, pero eso no quiere decir que cojas una silla y te sientes a su lado a contarle tus penas, te tomarían por loco. Al iniciar un paseo o una competición es bueno acariciarle, transmitirles tranquilidad hablándole al oído y sobre todo mimándolo. También hay que hablarle cuando lo estás montando y cuando le estás dando torno; es decir cuando le estas dando vueltas alrededor tuyo para domarlo y acostumbrarlo a tus órdenes, por ello se le dirigen también las palabras. Él siempre conocerá el tono de tu voz. Con el caballo, o con la yegua, se puede llegar a tal compenetración que sólo con unos movimientos de la mano debe saber qué es lo que le estás transmitiendo; es decir, debe dominar hasta el lenguaje de tus signos.
-¿Cuáles son sus principales cuidados para mantenerlo en forma?
-Ellos tienen un estómago muy sensible y genéticamente deberían estar comiendo en parajes libres unas dieciséis horas diarias; ahora bien esto es imposible, pero hay que buscar la forma de alimentarles lo más próximo a cómo se debería hacer; en nuestro caso procuramos echarles poco pienso y sobre todo hierbas y paja; para eso, aunque estamos trabajando los dos, además de mantener la casa y cuidar la educación de nuestros hijos, nos coordinamos para alimentarlos y atenderles también a ellos. La limpieza e higiene es esencial, cepillarlos y también comprenderlos, pues ellos también tienen sus gustos y su forma de ser.
-Perdone, pero si no le hago la pregunta reviento: ¿Es erótico montar a caballo?
-(Carcajadas de ambos) Bueno, yo cuando paso algún tiempo paseando y trabajándole diversos tipos de pasos por los carriles de la huerta cuando llego a las cuadras y termino no sé si será por los movimientos o porqué pero prácticamente siempre que bajo de cualquiera de ellos, bajo ya preparado. Pilar guarda silencio, pero asiente con la cabeza.
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