Es a partir de los años ochenta, cuando la figura y la obra de Ramón Gaya va adquiriendo una auténtica recuperación, ya que quizá había permanecido un tanto silenciada por él propio carácter del pintor, poco dado a las alharacas y a manifestaciones innecesarias, y por las propias circunstancias de su vida. En 1985 el Ministerio de Cultura le concede la Medalla de Oro a las Bellas Artes, con lo que se suceden las exposiciones, que pretenden expresar la obra y grandiosidad de su autor, como la que se celebra en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y en la Iglesia de San Esteban, en Murcia.
El Museo que lleva su nombre, situado en la Plaza de Santa Catalina es inaugurado en el año 1990, y en él se recogen en torno a quinientos cuadros, propios en su mayor parte, y de otros artistas, donados por Gaya.
También es en este año cuando se inicia la publicación de su obras completas, en cuatro tomos, que contienen sus diarios de viajes, sus libros más significativos, como Velázquez, pájaro solitario, El sentimiento de la pintura, y sus poemas. Una novedad es la publicación, en 1996, en Pre-textos, de otro libro Naturalidad del arte, artificialidad de la crítica, en el que muestra su concepción auténtica de la obra artística y la banalidad de su trato.
Premio Velázquez
Al año siguiente recibe el Premio Nacional de las Artes Plásticas; y en 1999 es nombrado doctor honoris causa por al Universidad de Murcia. Cuando Gaya cumple noventa años, en el 2000, el IVAM presenta en diversas ciudades una exposición retrospectiva con sus obras más significativas, y recibe, también, la Medalla de Oro de la Región de Murcia. Dos años después se le concede el Premio Velázquez, en su primera convocatoria, por lo que se inaugura, al año siguiente una magna exposición antológica en Madrid. En su domicilio, en Valencia, Ramón Gaya falleció el 15 de octubre de 2005.
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