Cada toro es un girón de vida.
3/08/2009 | Author:

Luis Francisco Esplá se cortará la coleta a final de temporada para dar la alternativa a su hijo Alejandro.

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Luis Francisco Esplá ha empezado a despedirse de los amigos cercanos sin recurrir a los adioses mediáticos, en esta ocasión compartiendo mesa con el poeta y amigo Carlos Marzal, autor del poemario El último de la fiesta (Renacimiento), Premio Nacional de Poesía en 2002 por Metales pesados, que dio pie a un diálogo hondo, lúcido y fluido ante un centenar de asistentes, disfrutando de una tarde invernal en el Aula Cultural de L'Olleta, a orillas del mar de Altea.

Esplá tiene 51 años, 33 de ellos de profesión, y deja atrás un aroma de torero añejo e independiente, intelectual, distinto, polémico, un torero técnico y conceptual. Licenciado en Bellas Artes y amigo íntimo de Miquel Barceló, África es su refugio, un lugar al que necesita volver periódicamente: «A veces necesito desconectar, conocer a gente que no tiene maldad».

El diestro de Alicante tomó la alternativa en Zaragoza en 1976 compartiendo cartel con dos maestros que han hecho historia: Paco Camino y El Niño de la Capea de testigo. En 89 ocasiones ha hecho el paseíllo en la plaza de Las Ventas, 27 de ellas en la Feria de San Isidro, con un saldo de 15 orejas y cuatro salidas a hombros por la puerta grande.

«Cada toro es un girón de vida», dice el diestro, parsimonioso. «Ya no estoy a la altura de los toreros actuales; son muy cobardes con los empresarios. Con Balañá no me entendía bien, y con Cisneros, el apoderado de mi vida, he mantenido una relación amistosa, al extremo de que él mismo ha intervenido con los Choperitas para que me apoderaran esta última temporada. Fui a hablar con José Antonio Martínez Uranga, Choperita, nos encerramos en la finca con la cuadrilla y llegamos aun acuerdo; es un caso de cariño, de entendimiento. Él también es un romántico. Hablar con él es un placer, un ejercicio de aprendizaje y reflexión. La corrida de toros es una muestra de vida y de saber. Ahora que campan los caraduras, un motivo moral de un torero debía ser reivindicado como concepto de vida».

Jabalíes en casa

Cae la tarde frente al mar de Altea y se suma al coloquio Carlos Marzal. Esplá dice haber tenido en casa ciervos y jabalíes: «Un ciervo grande aprendió a embestir en la placita de mi padre; le llamábamos Manolo y toreaba que era un gusto. Tenía peligro porque si no te daba con una punta te alcanzaba con cualquiera de las otras y era muy certero. Se hizo muy grande y hubo que darlo a un circo. De un toro bravo de mi padre me hice tan amigo que dormía la siesta entre sus patas. Tuve una urraca que llevaba en el coche a todas partes, y en Barcelona compré un loro y me acompañaba a lo largo de la temporada a las corridas».

El deseo del matador alicantino es lidiar entre 30 y 40 corridas, y darle la alternativa en Alicante a su hijo Alejandro: «He sido severo con él, y quiero que sea muy feliz pero es una profesión que te quita la sonrisa. Diez mil espectadores pueden criticarte y luego te pueden lastimar. Yo no quiero un hijo así pero he visto que tiene la ilusión firme. Ya me gustaría que fuera un Manolete o un José Tomás, pero como tiene su carrera, no me importaría que lo dejara».

Se despedirá de Las Ventas, donde salió a hombros en cuatro ocasiones, y volverá a pisar el albero de La Maestranza, las arenas de Barcelona, Bilbao, Pamplona, las exigente plazas del sur de Francia.... Esplá es sincero y no ha perdido la casta: «Cortar orejas en Las Ventas es lo más grande, pero yo quiero que los aficionados madrileños sean críticos, agrios y exigentes conmigo, que aplaudan si me lo merezco o que abronquen si hago una mala faena».

Las miradas del toro

El día de San José sentirá en Valencia el primer manojo de emociones; ahí es nada, hacer el paseíllo con Enrique Ponce y Vicente Barrera: «El toreo es un arte efímero y no se da todas las tardes. Es muy difícil. Gracias al toro bravo no hemos perdido las dehesas; el toro bravo vive en libertad y no sufre, como nos quieren hacer creer. Yo recuerdo el 80% de los toros que he lidiado y ya estoy muy mayor; el toreo es vitalidad y ya siento la impotencia, las miradas del toro».

Hay toreros lógicos y mágicos; Luis Francisco envidia a los mágicos, pero asegura que sin la técnica no es posible torear bien. A día de hoy, Esplá toreará el 19 de marzo en Valencia y el 20 en Castellón con José Tomás, el 2 de mayo en Sevilla, la Corrida de la Beneficencia en Madrid, dos corridas en San Isidro y, posiblemente, la despedida en la Feria de Otoño.

Luis Francisco Esplá es la segunda generación de toreros que inició su padre, Paquito Esplá.

Fisgoneado en La Verdad.

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