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Pese a que muy pocos se acuerdan de Francisco Fuentes, el pintor murciano del que ayer se ofrecía un reportaje en las páginas de Ababol (en las que se incluyó un texto erróneo), otro pintor, José María Falgas, sí lo recuerda con fervor. «Puedo decir que él fue mi descubridor y el de Miguel Valverde. No puedo olvidar que mi primera visita al Museo del Prado, con motivo de un premio que me dieron hace muchos años, la realicé cogido de su brazo». Añade Falgas que Fuentes desempeñó el servio militar en África, donde contrajo una enfermedad del estómago. Realizaba planchas de litografías para la Imprenta Pagán, «siempre trabajando en un cuarto de la azotea de su casa, y oyendo la radio. Durante la guerra civil, junto a Garay y Joaquín, formó parte de la Junta de Salvación Artística en defensa de la cultura, que salvó multitud de tallas y objetos de culto. Personalmente intervino para frenar el expolio del convento de las Agustinas. Como pintor, consideraba a Sánchez Picazo un gran maestro. Pintó preferentemente paisajes del río, la huerta, bodegones, retratos a lápiz y al pastel. Al final de su vida se dejó una perilla algo que me pareció inexplicable en un hombre como él. La última vez que lo vi, en la residencia de ancianos me dijo: 'Oye: tú no hagas eso que se hace ahora'. Se refería a las vanguardias que pululaban por Madrid».

Un hombre discreto

Recuerda también Falgas -quien conserva un retrato suyo, pintado por Fuentes- que era hombre de estatura media y complexión atlética, de barba muy cerrada, pero siempre pulcramente afeitado. algo que resaltó en sus autorretratos. «Nunca lo encontré amargado por la estrechez propia de aquellos año, en una Murcia, de la que había que salir, si se quería hacer algo en el mundo artístico. Le gustaba leer a los escritores del 98, especialmente a Machado. Era un hombre pacífico, muy discreto, al que jamás le oí una palabra altisonante. Los fines de semana, dejaba su trabajo profesional, y se iba a pintar con Garay, Laorden, Saura Pacheco... Amigo de Almela Costa, Gómez Cano, Ángel Tomas, Ballester... Fue un hombre digno que sobrevivió con la humildad de los fuertes».

Fisgoneado en La Verdad.

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