«Con todos los vecinos nos hemos llevado bien», recuerda esta pareja, a cuya saga familiar el Ayuntamiento de Molina de Segura le ha dedicado una calle.

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Isabel y Antonio, además del amor, les une el apellido Pineda. Tienen tres hijos y cinco nietos, son de los más longevos de la saga de los Pineda que actualmente se reparten en medio centenar de familias entre los municipios de Alguazas, Molina de Segura y Murcia. Sólo en ocasiones especiales -además de entierros y bodas-, se reúnen para celebrar a lo grande un acontecimiento. Ahora se ha producido uno de ésos, y además de los familiares ha participado toda la barriada del paraje de Los Peñetas, lugar donde viven nuestros entrevistados, y la ocasión no era otra que el Ayuntamiento ha dado nombre a la familia a una de las calles del barrio.

- ¿Cuáles son los orígenes de Pineda?

- Los más estudiosos de la familia dicen que nuestros orígenes se encuentran en el norte de España; después se trasladaron a Granada y se dedicaron a la expulsión de los moros. Posteriormente se trasladaron a Elche e incluso una mujer de la familia, una Pineda viuda con sus tres hijos, se alojó en la Torre de los Moros de Alguazas, y a partir de aquí fueron formando matrimonios con familias de este pueblo y del municipio limítrofe de Molina de Segura; aunque uno de los hijos se fue a vivir a Murcia capital, pero allí el apellido está poco difundido.

- ¿Cuáles han sido sus principales oficios?

- Siempre nos hemos ido adaptando al lugar y al momento histórico que nos ha tocado vivir. Tanto en Alguazas como en Molina de Segura los trabajos en la huerta han sido la principal faena. De igual manera nos hemos dedicado a trabajar en las fábricas de pimentón y el envasado de frutas y hortalizas, sobre todo de melocotones y albaricoques. También nos hemos dedicado al comercio. Y la familia que marchó a Murcia capital, pues como es normal, a las letras.

- ¿Ha destacado alguno de sus familiares en alguna hazaña?

- Uno se dedicó al boxeo, y allí donde él iba todos le acompañamos. Por otra parte, y principalmente los que fueron a vivir a Molina, se dedicaron a la matanza de cerdos, es decir, han sido matarifes, y fornidos, pues ellos solos echaban a la mesa vivos el cerdo de más de cien kilos. Aún queda un matarife, por eso en nuestras celebraciones nunca faltan las morcillas, y al gusto de la familia.

- ¿Por qué le dedican una calle en Molina de Segura?

- ¿Me habla usted de un museo en su propia casa?

- Mire, a todos nos da por algo. Nosotros, que como ya le he dicho siempre hemos trabajado en la tierra y en fábricas relacionadas con los productos agrícolas, hemos sentido debilidad por las cosas del campo y de la huerta; y a esto le hemos dedicado mi mujer y yo algo más de treinta años, reconstruyendo muchas cosas nosotros mismos. Algunas las he recogido en derribos de casas de labranza de Fortuna e incluso del propio monte, y otras son de la huerta. Pues en realidad el que más o el que menos de Alguazas y Molina de Segura ha vivido entre el campo y la huerta, no se puede establecer una diferenciación tajante entre ambas tierras.

- ¿Qué piezas conserva?

- He reproducido la barraca, pero tal y como yo la viví en mi infancia. Tabique por medio, y sobre una mesilla tengo lo que yo le llamo el menaje del amor, que es para que la mujer se ponga guapa, lozana y con sus alhajas para salir de paseo, o se perfume para meterse en la cama. Hemos conseguido unas 200 piezas.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 1/09/2009 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.