La ensalada salió buena.
5/13/2009 | Author:

El público degustó en el Moneo el cine más murciano durante el Aula de Cultura de 'La Verdad' y Cajamurcia.

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Ballester, García Martínez y Muñoz Zielinski, antes de las proyecciones.

Es cosa excelente, ya lo dijo el otro, que tradición y modernidad se hermanen ante el pueblo de Murcia. Así nos enteramos de que las viejas costumbres interesan también a cineastas jóvenes, como Gonzalo Ballester, a quien hasta le han dejado mojar pan en el plato ese de los Globos de Oro. Al veterano Muñoz Zielinski ya se le conocen muchas películas empapadas de murcianía y buen hacer.

Parecía que Zielinski quisiera pasarle el testigo a Ballester. Pero no, porque aquel, aunque maduro, todavía no se ha tumbado en las pajas de la ancianidad y le queda tela por cortar. El público lo pasó bien, degustando una ensalada cinemográfica. Incluso se trajo a la sala su propio pimiento, por si un caso se quedaba sin mercancía la organización.

Los dos autores respondieron a las preguntas, un tanto disparatadas, que les hiciera el cronista, pero la verdad es que, con sus respuestas, superaron ampliamente el cachondeo de quien les interrogaba. Eso agradó a la concurrencia. ¿Por qué será que al público, que parece de natural tan serio, le va tanto la marcha?

Como de una ensalada se trataba, hubo de todo. Aunque lo más urgente fue rendirle homenaje al recién ido Patiñero, en un documental de Ballester. Zielinski mostró lo que queda de las viejas norias del Segura, así como los molinos de viento que, en nuestro caso, sí parecen abatidos por Don Quijote. Y luego tuvimos inmigración, con un relato con mucha poesía que hizo Ballester en Irán, y que culmina con un conato de amor amarillo -habían pasado ya los tiempos del rosa- entre un viejo achacoso y la anciana protagonista.

Y llegó enseguida el trovo, capitaneado por un personaje de noventa y tantos cumplidos, el Tío Juan Rita (con su falso nieto al lado), integrados en la Cuadrilla de Aledo. Cantaron solidaridad en el asunto del agua a quienes la poseen -digo el agua, no lo otro-, pero amablemente, en buen plan, sin maldad. Sin que el Tío Juan Rita tuviera que usar para convencer la garrota en la que, tieso y terne, se apoyaba.

Gonzalo Ballester ha emprendido el proyecto de recoger con su cámara los trovos del mundo, pero con modernidad cinematográfica, y nos puso delante de los ojos a los troveros de la América Latina, con una muestra, en plan cata no ciega, de panameños y mejicanos.

Y también vimos una Huerta pintada por Pedro Serna en un día de truenos, relámpagos y, por milagro, alguna lluvia. Que no perdimos el tiempo, vaya. Y por cómo sonaban los aplausos, entendimos que el personal salió contento. A lo que contribuyó también la maña y ganas con las que Mariano Nortes, en cargado de la parte técnica, preparó la velada del Aula de Cultura de La Verdad y Cajamurcia.

Fisgoneado en La Verdad.

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