Ya no es necesario dar golpes al atril; las orquestas de ahora son tan profesionales que cuando el director se sitúa en posición sobre la tarima todos están pendientes.

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Ginés Martínez nació hace justo treinta años en Torre Pacheco. Su formación musical la realizó en el Conservatorio Superior de Murcia. Ha tocado diversos instrumentos con ciento y una orquestas verbeneras. Tiene grabados once cedés de música moderna. El próximo otoño grabará otro cedé, dedicado al jazz. Fue Joven murciano del año 2005. El éxtasis lo logra, según él, bebiendo una copa de orujo de higo chumbo, especialidad de los cronistas oficiales de El Raal, entre rosales rojos de su recién estrenado nido matrimonial, situado en una parcela-jardín de la Cañada de San Pedro, y, escuchando al piano la nana de Eva María, su amada. Es director del Conservatorio Superior de Música de Lorca.

- ¿Qué tiene de particular la batuta?

- Dos cosas: el color, pues es blanca; ello se debe a que antiguamente en las catedrales e iglesias se dirigían los cantos de los fieles con un pañuelo blanco dada la poca luminosidad que normalmente había y, de esta forma, era más visible para todos. La otra particularidad es también muy sencilla, pues simplemente trata de servir de extensión del brazo; debido a que tienes delante de ti una gran masa de personas y todos tienen que ver a la perfección los gestos que va realizando el brazo, y éste es pequeño, máxime aún si consideramos los músicos más lejanos, o si volvemos al ejemplo de los templos religiosos, imagínese usted cómo seguirán el ritmo aquellos que se encuentren en la última fila.

- ¿De qué material está realizada?

- Hay batutas de diferentes materiales, así como de tamaños, y gustos. Puede ser de madera, de policarbonato y también de poliéster. En cuanto a los tamaños, hay quienes prefieren la batuta pequeña, igual que el mango. Hay a quienes les gusta con un mango pequeño, como es mi caso. A mí me gusta que estén equilibradas; es decir que si la situamos sobre el dedo pulgar, entre el mango, y el inicio de la batuta, debe quedar en línea recta; es decir, equilibrada totalmente en su peso.

- Empecemos el concierto. ¿Cuántos golpes hay que darle al atril?

- Ninguno, si la orquesta es buena. Los golpes en el atril son una llamada de atención a los músicos. Se hacía antiguamente, pero actualmente, dada la profesionalidad de las orquestas nada más que te sitúas en posición sobre la tarima todos están ya pendientes.

- ¿Es una falta de educación que el director esté de espaldas al público?

- En ese momento para él lo importante son los músicos. Estuve una vez en primera fila escuchando un concierto, y observé que nada más llegar el director, el concertino le dijo en voz baja: '¡maestro, la bragueta¡'. Éste, rápidamente giró sobre sí mismo y se subió la cremallera. Llevaba calzoncillos negros. Sus músicos no vieron tal acción, pero el espectáculo nos lo ofreció a las mil doscientas personas, que como público, acudimos al evento. En el siglo XVIII cuando se dirigía ópera la orquesta estaba en el foso del escenario, y el director, de espaldas a la orquesta apoyado en el escenario, atento a los cantantes para dirigir al unísono la orquesta. De ahí surgió el gesto del tres por cuatro.

- ¿Se le ha quebrado la batuta alguna vez dirigiendo la orquesta?

- No. Sí que varias veces me ha salido disparada de entre las manos, afortunadamente no le ha dado a ningún músico en un ojo, aunque por dentro te hayan quedado las ganas.

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 9/16/2009 and is filed under , , , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.