Por los apellidos recuerdo la dirección familiar de los antiguos alumnos, a algunos les he licenciado a sus hijos y sus nietos.

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Por Antonio Solís Verdú, no me conoce nadie», admite Antonio de Capuchinos, el que ha sido secretario y empleado todoterreno del colegio San Buenaventura de Murcia durante cincuenta años. Cercano y familiar, reconoce que algo se le ha pegado de los frailes que llevan el colegio y a los que no se llegó a unir -recuerda que «quisieron ficharme» pero prefirió casarse con su mujer- y se va del colegio obligado más obligado por la legislación que por la edad (70 añazos) y con una enorme tristeza.

- ¡50 años! Se dice rápido.

- Sí. Entré en el 59, cuando los frailes llevaban hábito, directo desde el internado donde había estudiado. Hasta entonces el secretario siempre había sido un fraile y, de hecho, mi cargo es Jefe de Negociado.

- ¿Cuál es el secreto para aguantar medio siglo en el trabajo? .

- Querer mucho a la empresa, al colegio, los niños y los padres. Considerarlos tu familia.

- En este tiempo habrá visto usted crecer a media Murcia.

- No le digo nombres porque tendría que decir miles para no dejarme a nadie. Cuando había internado venían niños de hasta Castellón.

- ¿Le sigue la pista a los antiguos alumnos?

- Normalmente sí. Y por sus apellidos recuerdo hasta la dirección de sus padres. A muchos les he licenciado hijos, nietos y hasta bisnietos.

- ¿Eran más o menos traviesos los niños de hace cincuenta años?

- El colegio era entonces muy distinto. Era una época de rigidez, antes de entrar tenían que formar colas y rezar. Son unas formas que, en parte, añoro porque aunque ahora los críos parezcan más felices teniendo como tienen de todo, no valoran suficientemente la convivencia familiar.

- ¿Y los profesores de antaño?

- El profesorado no ha cambiado. Han cambiado las normas de dar las clases. Ahora no se le puede poner la mano encima a un niño. Pero el colegio sigue funcionando muy bien, con el 100% de aprobados en la selectividad en los últimos años.

- ¿Qué siente ahora que le toca dejar el colegio?

- Llevo unas semanas un poco hundido. El colegio es como si fuera mi casa, yo he estado malo y se me ha quitado todo al llegar aquí. No veo correcto que el señor de la Moncloa me licencie porque me encuentro tan activo como cuando entré. Francamente, me encuentro bien. Lo voy a pasar mal, a mi me gustaría que me dejaran continuar. Será imprescindible que encuentre algo con lo que distraer el tiempo libre.

- Póngamos en lo mejor y lo peor de todos estos años. ¿Cuál es la mayor trastada que recuerda?

- Ninguna. Los niños siempre me han respetado. Desde pequeños, desde el comedor. Conmigo han tenido una confianza que siempre han valorado. Ha habido alumnos revoltosos, pero nunca me han dado un disgusto.

- ¿Y lo más bonito que se lleva?

- Lo más bonito ha sido la amistad con toda la sociedad. El que todo el mundo me cononozca, no por mis apellidos, sino como Antonio de Capuchinos. Y el respeto mutuo entablado con las familias y los alumnos, que para mí han sido mis críos desde que entran con 3 años hasta que se van a la Universidad.

- ¿Será Capuchinos lo mismo sin usted?

- Según los padres, no. Yo espero que sí. Mis compañeros en la Secretaria continuarán la obra -tras decir esto se ríe, sorprendido de utilizar lenguaje eclesiástico- ¡he acabado hablando como un obispo!

Fisgoneado en La Verdad.

This entry was posted on 9/22/2009 and is filed under , , , . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.